Cuando llegamos a la Manada Luna Azul era un caos total. Había guerreros y miembros de la manada dispersos por todos los rincones. Llegamos al centro donde Zack estaba dando órdenes. Nos vio y nos hizo señas cuando una explosión surgió de la nada.
—Ralph, revisa esa explosión y lleva a alguien para ayudar con los sobrevivientes. Bronx, tenemos que adelantarnos a estas bombas. ¡Controlemos esto, ahora gente! —gritaba Zack órdenes a diestra y siniestra mientras yo observaba el desastre.
Había gente corriendo, ocupándose de los incendios que se propagaban por la manada mientras otros atendían a los miembros asustados. Había tiendas improvisadas con miembros heridos entrando. Me hizo preguntarme cuántas personas había en su hospital.
Envié una oración silenciosa a la Diosa para proteger a mi manada. Estaba preocupado por dejarlos sin su Alpha, pero sabía que Jace y Chris podían manejarlo.
—¿Qué podemos hacer? —pregunté, listo para entrar en acción.