Casi todas las fuerzas de combate principales de los Piratas del Cuervo Negro fueron aniquiladas por Luca solo. Los piratas restantes, mera carne de cañón, ya estaban conmocionados hasta la médula por los eventos que acababan de presenciar.
Ahora que Luca estaba a punto de hacer su movimiento, estos piratas, aterrorizados hasta el límite, ya no se atrevían a luchar contra los soldados de la Ciudad Costera, que eran tan feroces como lobos y tigres. Huyeron tan rápido como pudieron, sin atreverse a detenerse ni por un momento.
La tarea de cazar a los piratas quedó en manos de Tark y los demás. Luca tenía otros asuntos más importantes que atender.
—Sofía, ¿qué te parece si hacemos un viaje a la Isla Serpiente? —Luca se volvió hacia Sofía, sonriendo mientras extendía su invitación.