Por un breve momento, cuando Lucavion pronunció las palabras «forzado a», su expresión cambió, y algo oscuro brilló en sus ojos. Fue un momento raro, casi sin guardia, que hizo que Valeria se detuviera. El aire frío y despreocupado que normalmente lo rodeaba flaqueó por solo un segundo.
Era inquietante.
Pero tan rápido como había aparecido, el momento se desvaneció. La sonrisa característica de Lucavion regresó como si nada hubiera pasado. Descartó su mirada interrogante con un ligero movimiento de su mano. —Olvida que dije eso —repitió, su voz volviendo a su tono juguetón habitual, aunque algo en ella parecía forzado ahora.
Valeria entrecerró los ojos, sintiendo que había más en esas palabras de lo que él dejaba ver, pero antes de que pudiera presionar más, él continuó.