Primer Título

Así sin más, el torneo continuó, los días pasando como un borrón de vítores, golpes y feroces choques de acero.

Lucavion observaba, finamente sintonizado con el ritmo de cada combate, tanto los suyos como los de Valeria, mientras sus respectivos caminos se entretejían a través de la interminable oleada de contendientes de la semana.

Su tercer oponente había sido un espadachín, un 3-star temprano. El hombre mantuvo bien su posición, hábil en técnicas de espada destinadas a parar y contraatacar, pero Lucavion lo despachó con un esfuerzo mínimo, confiando más en la velocidad y precisión que en la fuerza.

El combate terminó en momentos, su oponente incapaz de mantener el ritmo del ágil trabajo de pies de Lucavion y su confiada, casi burlona, facilidad. Lucavion abandonó la arena esa vez apenas sin una gota de sudor, conteniendo apenas su diversión mientras lanzaba a la multitud su característica sonrisa burlona al salir.