Estilo

El maestro observó la pelea desarrollarse desde las sombras de la arena, su mirada aguda e implacable mientras seguía cada movimiento que hacía el chico. Sus ojos se entrecerraron con desdén al ver la lucha, las defensas vacilantes, la pura desesperación que irradiaba su supuesto discípulo.

Cada vez que el chico tropezaba, la mandíbula del maestro se tensaba, sus puños se apretaban mientras el amargo sabor de la decepción llenaba su boca. Había entrenado al chico e invertido tiempo, recursos e innumerables castigos para asegurar que este momento terminara en victoria. Sin embargo, aquí estaba, viendo a su peón fallar, su potencial escapándose con cada paso atrás.

—Patético —siseó entre dientes, su voz cargada de ira mientras veía el choque final, el golpe decisivo que dejó al chico tambaleándose, arrodillado en derrota ante la caballero de pelo rosa.