Felicitaciones

En el momento en que Lucavion habló, Valeria sintió un destello de calidez asentarse en su pecho, una sensación a la que no estaba del todo acostumbrada. Por supuesto que él lo sabía. Siempre lo sabía. Esa era la cosa irritante —y extrañamente reconfortante— sobre él.

—Felicitaciones... por finalmente romper tu estancamiento... —su voz era baja, suave, llevando esa irritante mezcla de certeza y casualidad. Sin embargo, había algo no dicho bajo las palabras, algo que insinuaba una comprensión más profunda de sus luchas.

El agarre de Valeria se tensó momentáneamente en su Zweihänder, su mirada fija en él. Podía sentir su corazón hinchándose, no con orgullo, sino con un sutil contentamiento. De alguna manera, su reconocimiento hacía que su victoria se sintiera más fundamentada, más real.

—Lo sabías —dijo ella, su tono neutral, aunque había un leve toque de acusación en sus palabras—. Sabías lo que me estaba reteniendo.