Visita

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En su habitación después de dejar el lado del Marqués, Valeria descansaba en silencio, sus pensamientos eran un laberinto de posibilidades e incertidumbres. Las palabras del Marqués Ventor persistían en su mente como ecos en una vasta cámara, sus implicaciones entretejidas en sus reflexiones. Se había excusado con gracia, pero ahora, mientras miraba el tenue resplandor de la lámpara en su mesita de noche, el peso de la situación la abrumaba.

Por razones que apenas podía explicar, sus pensamientos se desviaron hacia Lucavion. Su sonrisa irritante, su actitud despreocupada—todo parecía chocar con la atmósfera seria que la rodeaba. Y sin embargo, había algo reconfortante en su presencia, una extraña clase de claridad que traía, incluso en medio del caos en el que parecía prosperar.