¿Un buen espectáculo?

La brusca orden del Capitán Eryndor cortó a través de los bulliciosos muelles. —¡Prepárense! Vamos a zarpar.

La atmósfera cambió instantáneamente, la tensión se tensó como una cuerda de arco. La tripulación entró en acción, soltando amarras y ajustando velas con precisión practicada. Los aventureros, mercenarios y magos se apresuraron a sus posiciones, sus conversaciones anteriores reemplazadas por un silencio sombrío. Todos sabían lo que venía: el primer paso hacia el peligro.

Lucavion se apartó de la barandilla y se movió hacia su lugar designado cerca del centro de la formación. A su alrededor, el caos organizado de la partida se arremolinaba, una sinfonía de gritos, madera crujiente y el constante choque de las olas contra el casco. Inhaló profundamente, el sabor salado del aire marino llenando sus pulmones. Allá vamos, pensó, mientras su sonrisa regresaba mientras ajustaba el cuello de su abrigo.