¿Verdad? (3)

—¿Por qué? —ella preguntó.

Porque necesitaba saber.

El vacío la devoró.

Era peor que el dolor —peor que la agonía retorciéndose por su cuerpo, peor que el fuego abrasando sus venas.

Era la nada.

Un abismo profundo y bostezante que tiraba de su conciencia, deshilachando los bordes de su voluntad. Su cuerpo temblaba violentamente, sus extremidades se sacudían incontrolablemente, pero apenas lo sentía ya.

Se estaba desvaneciendo.

Todo se estaba desvaneciendo.

«Ah...»

Sus labios se entreabrieron ligeramente, pero no salió aliento. Ni palabras. Ni sonido.

Todo se sentía tan vacío.

Un vacío más profundo que antes.

¿Por qué sigo aquí?

¿Por qué sigo luchando?

Sería más fácil parar.

Más fácil dejarse ir.

Justo cuando sentía que se deslizaba completamente, la voz de Luca atravesó el vacío.

—¿Por qué?

Su pecho se tensó al escucharlo.

—¿Realmente quieres saberlo?

No podía responder.

¿Quería?

¿Importaba ya siquiera?

—¿No te parece extraño?