—Cálmate.
La orden fue fría.
Absoluta.
El cuerpo entero de Luthier se congeló.
La voz del Duque no se había elevado, pero el puro peso detrás de ella enviaba un mensaje inconfundible.
Lentamente, Luthier se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Sus dedos se aflojaron inmediatamente mientras daba un paso atrás, inclinando la cabeza en disculpa.
El Duque Thaddeus exhaló por la nariz, sus ojos dorados afilados mientras se dirigían hacia él.
—Elabora.
Luthier tomó un respiro para calmarse, ajustando los puños de sus mangas mientras ordenaba sus pensamientos. Sus manos ya no temblaban de emoción, pero su voz llevaba el peso del descubrimiento cuando comenzó a hablar.