Forastero (3)

Aeliana apenas podía respirar.

El mundo se estaba deslizando —parpadeando entre dos realidades, ambas igualmente surrealistas, igualmente horribles.

La caverna. El Kraken.

Y más allá, la extraña dimensión onírica que arañaba los bordes de su visión.

Había algo observando.

Esperando.

⍀☌⋔⏃⟒⍀☌⏃⟒⍀⍜⌰⌿☌⏃⟒⍀⍜☌⏃⟒⍀☌⏃⟒…

Los ruidos llenaban su cabeza, susurros incomprensibles que se deslizaban por sus pensamientos como aceite, retorciéndose alrededor de su mente, hundiéndose en su propio ser.

No entendía —no podía entender—, pero estaban ahí, presionando contra su cráneo como mil manos invisibles.

Sin embargo, a pesar de eso, sus ojos seguían volviendo a él.

Lucavion.

De pie ante esa cosa.

Ante el Kraken.

Era enorme. Inconmensurablemente masivo. Una criatura nacida de pesadillas, su forma grotesca pulsando con una energía abisal que hacía vibrar el aire mismo. Irradiaba poder, su mera presencia suficiente para aplastar a seres inferiores contra el suelo.