—Explica.
Una palabra.
Simple. Letal.
Madeleina tragó saliva con dificultad, obligando a sus manos a no temblar. —Fue... fue durante la retirada final, Su Gracia —comenzó, manteniendo su voz firme, aunque los bordes se deshilachaban bajo la tensión—. Los vórtices ya habían reclamado gran parte de la flota. Los últimos supervivientes estaban siendo llevados a un lugar seguro. La Dama Aeliana estaba... observando desde la plataforma asegurada, según sus órdenes.
Dudó, pero sabía que era mejor no vacilar.
Los ojos de Thaddeus se clavaron en ella, su expresión indescifrable—pero su presencia hablaba por él.
Fría. Sofocante.
Continuó. —Los vórtices habían comenzado a disiparse, pero entonces —exhaló bruscamente, como si forzara las palabras de su garganta—, se formó otro. Justo debajo de ella.
Sus manos se cerraron en puños a sus costados.