Volver a casa

Entonces la puerta se abrió y Noah entró. Al verla, suspiró y la abrazó suavemente.

—¿Se fue? —preguntó al no ver el robot.

—Sí —ella asintió.

—Podría volver —Noah miró por la ventana.

—¿Lo hará? —Christy lo miró y preguntó.

—Por supuesto —respondió Noah.

Al robot le tomó mucho tiempo volar de regreso al ático. El joven extendió sus manos y lo sostuvo. Luego, tocó suavemente su cabeza, como si aún pudiera sentir el calor dejado por Christy.

Todavía quedaban algunas letras en el teclado. Significaban adiós, pero fueron borradas demasiado rápido, por eso el pequeño robot no dijo nada cuando dejó a Christy.

Trevor quiso decir algo, abrió la boca, pero ningún sonido salió de su garganta. No había hablado durante mucho tiempo. Casi había olvidado cómo se sentía abrir la boca. Sin embargo, en este momento, la expresión de la hermosa mujer apareció en su mente. Ella lo miró y dijo:

—¿Ni siquiera dirás adiós? No nos volveremos a ver, ¿verdad?