Capítulo 34 :Resonancia de Zarneth

La cabaña estaba en silencio, pero en el interior de Kael, algo rugía.

Sentado en el suelo de madera, sostenía la Piedra de Zarneth con ambas manos. Su superficie ahora brillaba con una luz irregular, como si pulsara al ritmo de su respiración.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Rin desde el otro lado de la habitación.

Kael no respondió. Sus pupilas comenzaron a dilatarse. Sintió cómo una corriente helada trepaba por su columna, al mismo tiempo que una oleada de conocimiento ajeno atravesaba su mente.

Hechizos. Técnicas. Runas. Maldiciones prohibidas.

Su cabeza latía con fuerza. Se dobló hacia adelante y jadeó. La piedra no solo había liberado su poder, lo estaba absorbiendo también a él. Una conexión profunda se formaba entre su alma y la esencia de Zarneth. Por un momento, creyó perder el control. Vio imágenes que no entendía. Ecos de miles de batallas pasadas.

Y entonces… lo comprendió.

Una voz en su mente, firme y serena, le susurró:

"No eres un mago. Pero ahora puedes ser todos."

Kael abrió los ojos. Una luz esmeralda cruzó su mirada por un segundo. Su cuerpo seguía el mismo, pero algo en su energía cambió. Más fluida. Más adaptable.

Se puso de pie.

—…Ya no soy solo un portador de armas.

Rin lo miró en silencio, impresionada.

Kael extendió su palma, y una llama ilusoria apareció, idéntica al hechizo que vio a Laziel usar horas antes. Pero tras cinco segundos… se disipó.

—Puedo copiar hechizos que vea, pero solo por unos minutos —murmuró.

Rin se cruzó de brazos.

—Eso... es aterrador. Eres un no-mago con acceso temporal a la magia ajena. Podrías convertir cualquier poder en una bala.

Kael asintió.

—Y eso cambia todo.

Afuera, los árboles se agitaban suavemente por el viento.

En el interior, Kael ajustaba su abrigo y se ponía de pie. Su mirada era más firme. Más centrada.

El vacío que lo había acompañado durante tanto tiempo… ahora ardía con posibilidades.