La cabaña seguía en silencio, pero el aire ahora estaba cargado de tensión después de la misteriosa aparición de la mujer encapuchada. Kael y Rin permanecían en alerta, aunque sabían que la extraña no volvería a aparecer tan pronto. Sin embargo, las palabras que había dejado flotando en el aire comenzaban a dar vueltas en la mente de ambos.
"No está buscando poder por poder", murmuró Kael, pensativo. "Eso es lo que dijo... y de alguna manera, me da la sensación de que lo que está buscando es más peligroso de lo que imaginamos."
Rin, con los brazos cruzados, reflexionó por un momento antes de hablar. "Cedric no es solo un hombre de poder, Kael. Tiene una obsesión con algo... y si no es por las piedras, entonces... ¿qué podría ser?"
Kael se pasó la mano por el rostro, frustrado. "Esa es la pregunta. Las piedras están relacionadas con algo mucho más grande, pero no sabemos qué. Sabemos lo que buscamos, pero lo que Cedric está buscando... eso podría estar fuera de nuestro alcance."
Rin asintió, dándole la razón. "Y esa mujer... estaba buscando respuestas. No vino solo para informarnos. Está conectada de alguna manera con todo esto. Su presencia no es una coincidencia."
Kael asintió, manteniendo su postura vigilante. "Lo sé. No es la primera vez que alguien nos observa desde las sombras."
La imagen del hombre encapuchado que los había observado en Mongolia vino a la mente de ambos. Kael recordó sus ojos fijos en ellos, los mismos ojos que ahora sentía en su espalda. La mujer que había aparecido ahora debía ser la compañera de aquel misterioso observador, la misma persona que había estado al tanto de sus movimientos desde el principio.
"Es como si hubiera una red de personas siguiendo nuestros pasos", comentó Kael, con una ligera sensación de incomodidad. "Pero no son solo enemigos. También son... observadores. ¿Qué quieren de nosotros? ¿Qué están buscando?"
Rin frunció el ceño. "Lo que sea que busquen, no es algo que queramos que encuentren."
En ese momento, un pequeño destello de luz apareció frente a ellos. Kael y Rin reaccionaron al instante, con los sentidos alertas, listos para cualquier amenaza. Pero esta vez no era una figura misteriosa ni un ataque directo. Era un orbe flotante, similar al que había usado Cedric anteriormente.
"¿Otra vez...?" murmuró Kael, mirando el orbe flotante con desconfianza.
El orbe se estabilizó frente a ellos y de repente, la imagen de un hombre apareció dentro de él. Era el hombre encapuchado que habían visto en Mongolia. Sus ojos brillaban intensamente, y su rostro era una mezcla de determinación y misterio.
"Kael... Rin", dijo el hombre con voz grave. "Sé que han estado observándonos. Y sé lo que están buscando."
Rin frunció el ceño. "¿Qué quieres de nosotros?"
El hombre encapuchado sonrió levemente, pero no parecía ser una sonrisa amistosa. "No busco nada de ustedes. Pero ustedes están en el camino correcto. Si siguen adelante, podrían descubrir algo que cambiaría el curso de todo."
Kael, con una mirada decidida, preguntó: "¿Qué es lo que estamos buscando? ¿Qué se esconde detrás de todo esto?"
El hombre encapuchado se mantuvo en silencio por un momento antes de responder. "Lo que Cedric está buscando no es solo poder... Es algo mucho más antiguo y peligroso. Algo que podría destruir no solo este mundo, sino todos los mundos posibles."
Rin y Kael intercambiaron miradas de sorpresa. "¿De qué hablas?", preguntó Rin, ahora más intrigada.
El hombre encapuchado hizo un gesto con la mano, como si estuviera apagando el orbe. "No puedo explicar más ahora. Pero lo que les puedo decir es que lo que Cedric está buscando se relaciona con las piedras. No las que ustedes tienen, sino con las que él busca. Si encuentran la piedra de Iskra antes que él... podrán detenerlo. Pero deben hacerlo antes de que sea demasiado tarde."
El orbe parpadeó una última vez y luego desapareció, dejando a Kael y Rin en silencio. Ambos se quedaron allí, procesando la información que acababan de recibir. Las palabras del hombre encapuchado resonaban en sus mentes, llenas de incertidumbre.
"Las piedras... todas las piedras", murmuró Kael, sus pensamientos corriendo rápidamente. "La Piedra de Iskra... ¿es la clave para detener a Cedric?"
Rin asintió lentamente. "Si todo esto es cierto, debemos encontrarla antes que él. Y eso significa que no podemos darnos el lujo de esperar más."
Kael asintió, tomando una respiración profunda. "No podemos, Rin. El tiempo se nos acaba."