Capítulo 3: “No sabíamos que ya nos extrañábamos”

Era sábado por la noche en Costa Rica. Joaquín estaba sentado en su terraza, descalzo, con una cerveza en la mano y una playlist suave de fondo. Había tenido un día pesado, pero no quería dormir. No sin saber algo de Elliot.

Abrió el chat.

Joaquín:

"¿Estás despierto, por allá?"

Pasaron unos minutos. Joaquín pensó que quizás ya estaría durmiendo.

Pero la respuesta llegó.

Elliot:

"No podía dormir. Algo me faltaba… supongo que era esto."

Joaquín sonrió solo. Apoyó la cabeza contra la pared y escribió:

—No sé si te pasa, pero siento que te conozco desde hace más tiempo del que tengo hablándote.

—Sí… es como si estuvieras en pausa dentro mío y recién ahora apreté play.

Y esa frase se volvió una de sus favoritas.

Elliot estaba envuelto en una sábana, con las luces apagadas. Solo el resplandor del celular le iluminaba la cara. Su corazón latía distinto cada vez que Joaquín aparecía. Lo pensaba más de lo que quería admitir. Y sin embargo, no lo asustaba. Al contrario… le daba paz.

—¿Sabés qué es raro? —preguntó Joaquín—. Que nunca nos hayamos visto y aún así, te extraño.

—Es porque ya nos estamos acostumbrando. A leernos. A saber que el otro está.

Silencio.

Pero un silencio lindo.

Joaquín:

"Quisiera abrazarte. Sin preguntas. Sin planes. Solo eso."

Elliot:

"Y yo dejar que lo hagas, sin querer soltarme."

El mar en Costa Rica sonaba a lo lejos.

La madrugada en Londres se deslizaba entre ventanas empañadas.

Y en medio del océano, dos almas empezaban a hacerse hogar.