El impacto fue tan feroz que varias plataformas se deshicieron en pedazos flotantes, y el aire chispeó con restos de magia residual. Cuando el humo encantado se disipó, Sylha estaba de pie sobre una plataforma temblorosa, su capa hecha jirones y una risa leve escapando de sus labios.
Ardyn, de rodillas, tenía el brazo extendido y su grimorio girando a su lado como si respirara con él. Un fino corte en su mejilla sangraba lentamente, ignorado por completo.
Ambos habían dado todo. Pero solo uno seguía en pie.
—Por poco... —murmuró Ardyn, bajando la mirada con dignidad—. Eres una pesadilla elegante.
Sylha se pasó una mano por el cabello despeinado y sonrió con su típica ironía.
—Y tú eres una agenda con músculos. Buen duelo, señor seriedad.
La multitud guardó silencio unos segundos. Luego, estalló en aplausos, vítores, y uno que otro grito incoherente ("¡Cásense!", gritó alguien del fondo, probablemente Tessia).
Profesora Arael Vynen, aún firme como una torre, levantó la mano.
—Victoria para Sylha Nox. Segundo finalista confirmado.
Ardyn se puso de pie por orgullo más que por fuerza. Ambos se estrecharon la mano sin palabras.
Desde uno de los pasillos, Dargan observaba con una ceja arqueada y una sonrisa torcida. A su lado, Erian Veltor parecía haberse convertido en estatua.
—¿Eso fue... un cometa de sombras con cuchillas giratorias? —preguntó Erian en voz baja.
—Lo fue —respondió Dargan—. Y el señor noble casi lo desvía con un muro de espejos reflectores. Me siento... insultado.
—Yo me siento... con ganas de huir —admitió Erian, sin mirar.
—No puedes. No antes de que peleemos. Ya sabes, como en los viejos tiempos.
Erian lo miró con ojos nerviosos pero decididos. —Cuando los "viejos tiempos" incluían una pistola de agua encantada y una pelea por pastel mágico, no sé si cuenta.
—¿Pastel mágico? —Sylha apareció de pronto, secándose el sudor con una toalla flotante—. ¿Así se entrenan los prodigios?
—No digas nada —gruñó Erian.
—Tranquilo, Ansiedad con patas —bromeó Sylha—. Suerte allá afuera.
Ardyn apareció poco después, más serio que nunca, pero con una sonrisa leve en los labios.
—Sean mejores que nosotros —dijo simplemente, y se fue hacia las gradas.
La tensión creció. Los profesores se pusieron en fila nuevamente, el coliseo se reconfiguró para la próxima batalla. Una plataforma principal comenzó a elevarse desde el centro, iluminada con runas activas.
Directora Aerith Thaloren observaba en silencio, con sus ojos plateados analizando cada detalle.
El público contuvo el aliento. Erian y Dargan dieron el primer paso hacia el centro del campo.
Y todo el coliseo supo que, pasara lo que pasara, ese combate no sería normal.