Capítulo 22 :“¿Están peleando o coqueteando con magia?”

El Coliseo vibraba.

No por magia. No por terremotos. Por expectativa pura.

Las gradas estaban repletas, incluso algunos profesores miraban con genuino interés. Las semifinales habían sido un espectáculo de tensión y talento, pero lo que se avecinaba era algo diferente. El caos definitivo.

—Finalistas: Sylha Nox... y Dargan Zevalen —anunció una voz mágica desde lo alto, mientras destellos flotantes proyectaban sus rostros en el aire.

Dargan apareció en la entrada sur, abrochándose su chaqueta de cuero encima del uniforme escolar, como si eso fuera parte de su hechizo de preparación. La multitud murmuró. Algunos reían. Otros aplaudían.

—Ya era hora —murmuró, acomodando el arete de su oreja izquierda mientras subía despreocupado a la plataforma central flotante.

En la entrada norte, Sylha caminó sin apuro, como si ya supiera el resultado. Su capa, ahora más corta por los daños de su última pelea, aún flotaba con dignidad. Su mirada no decía "voy a ganar", decía "esto va a ser divertido".

Ambos se encontraron en el centro. Ninguno hablaba aún.

Hasta que Dargan soltó:

—¿Vas a invitarme a cenar después de la pelea o seguimos pretendiendo que esto no es una cita explosiva?

Sylha sonrió.

—Solo si sobrevives a mis burbujas asesinas.

Desde algún rincón de las gradas, alguien gritó con fuerza y tono burlón:

—¡YA CÁSENSE! ¡SON IGUALES!

Un silencio dramático cayó sobre el coliseo.

Dargan giró el cuello lentamente.

Sylha alzó una ceja.

**—¡QUÉ ASCO! —**gritaron ambos al mismo tiempo… y desataron el infierno.

La explosión mágica que siguió fue tan repentina que varias plataformas flotantes se desestabilizaron. Dargan esquivó una burbuja negra que explotó con sonido de carcajada distorsionada, mientras Sylha saltaba sobre una columna que se convertía en tinta líquida por un hechizo de ilusión invertida.

—¿No podemos simplemente tener un duelo normal? —gritó un profesor a lo lejos.

—¡Es Dargan y Sylha! ¿Desde cuándo hacen algo normal? —respondió otro.

Dargan conjuró una lanza hecha de fragmentos de espejo mágico que reflejaban ilusiones de Sylha multiplicada. Ella se deslizó entre ellos, estallando uno por uno con magia oscura rebosante de energía inestable.

—Esto... es ridículamente caótico —susurró Ardyn desde las gradas, viendo cómo el cielo se llenaba de burbujas, plumas encantadas, explosiones invertidas y sonidos de trompetas mágicas que no tenían razón de existir.

Erian, con una venda en la cabeza, comentó en voz baja:

—Y pensar que crecí con ese loco...

Las ráfagas de magia continuaron. Dargan reía, Sylha giraba en el aire lanzando hechizos como si fueran notas musicales. Ninguno cedía, pero tampoco parecían querer que terminara.

Porque el caos no era un obstáculo entre ellos. Era su idioma compartido.

Y el combate apenas comenzaba.

Fin del capítulo.