La tarde transcurrió sin percance alguno, comimos y nadamos en el lago todo era genial. La noche comenzaba a salir, teníamos todo listo para pasar la primera noche; las casas estaban armadas, la leña para la fogata estaba en su lugar, todo en ese lugar pintaba de lo mejor. No había problema alguno en acampar ahí, pues ese lugar era conocido por todo el pueblo y se sabía que los adolescentes pasaban ahí una buena parte de las vacaciones ya que el lugar era hermoso, no había necesidad de ir más lejos.
Todos continuaban con juegos, Christian y Orlando se encargaban de prender la fogata para pasar la noche, pues a cierta hora la temperatura bajaba mucho y el frío podía calar los huesos, afortunada era una buena temporada por lo tanto el frío no era tan fuerte como en otras ocasiones, pero aún así debíamos estar preparados.
Ana y yo nos encontrábamos a la orilla del algo estábamos tumbadas mirando el cielo pues aparate de ser mi mejor amiga, compartíamos gusto por la astrología; nos encantaba mirar el cielo despejado cuando apenas comenzaba a anochecer ya que a esa hora es más simple observar ciertas constelaciones y la aparición de las estrellas.
Así estuvimos aproximadamente una hora pues mirar el cielo era tan agradable que no teníamos control del tiempo cuando admirábamos el imponente cielo oscurecido. Christian llegó hasta nuestro lado y dijo - hermanita, Ana, la fogata está lista si sienten frío pueden acercarse, también comeremos bombones asados.¡Tus favoritos!-
- Gracias Chris, en un momento más nos reunimos con ustedes. Mira el cielo, hoy está más despejado y hermoso que nunca, puedes observar todas esas estrellas ahí arriba? Es fascinante, quiero poder observar todo con más cercanía!- le dije, mientras Christian se tumbaba junto a nosotras.
- Tienes razón Iris, el cielo hoy se mira diferente es hermoso y tan inmenso que en ciertas ocasiones causa temor. Dijo con la vista clavada al cielo.
- Es verdad ,Chris, toda su inmensa imponencia cala hasta el fondo, pero admite que es hermoso y con una infinidad de misterios por descifrar. Eso es lo que me apasiona, entender el universo es entender la vida misma, todo está ahí por una razón, cada estrella, constelación, cada planeta o vía láctea tienen una función y esa función es la que hace que gente como yo se adentré en ese tema. Chris se giro, me miró por un rato y me dio un tierno beso en la frente.
- Iris, nunca pierdas el interés en las cosas que en verdad te apasionan, disfruta cada momento de tu vida y vive todo al máximo, la vida solo es una y nunca sabemos cómo termine, por eso me siento tan feliz de verte bien y contenta. Cuando me vaya a la universidad nunca olvides lo mucho que te amo y que por más lejos que me encuentre siempre estaré para ti. Eres mi hermanita, la niña de mis ojos y siempre te voy a proteger.
- Hermano que pasa siento nostalgia en tus palabras, sabes que yo también te amo y te extrañaré muchísimo, pero eres el orgullo de la familia y tienes que volver a casa con ese título de médico. Dije mirándolo y acariciando su mejilla.
- Bueno basta de cursilerías- comentó Ana - Deben disfrutar su último verano juntos y si nos la pasamos melancólicos no abran disfrutado al máximo- chilló Ana, pues ella también veía a Christian como un hermano, Ana era hija única y siempre estaba con nosotros.
Christian se levantó y corrió hacia sus amigos quienes se encontraban rodeando la fogata. Ana y yo lo seguimos de inmediato. Irving, el otro amigo de Christian tomó la iniciativa sacó la guitarra que tenía en su camioneta y comenzó a cantar a la luz de la fogata, todos la pasábamos de lo mejor comíamos bombones y contábamos alegremente, los amigos de Christian ingerían algunas bebidas alcohólicas y la estaba pasando de lo mejor. De repente Irving se puso al centro de la rueda y giró hacia Helena, se hincó en una rodilla y le confesó su amor a helena frente a todos, fue algo que no sorprendió pues ya se sabía que esos dos se gustaban desde hace tiempo, pero si hubo gritos de alegría por lo que estaba sivedioendo. Helena corrió hacia él, lo tomó de la mano y le dijo que si aceptaba ser su novia. Los dos se levantaron y sellaron su confesión en un tierno beso.
Ana y yo estábamos atónitas, absorbidas en el tierno momento que estaba frente a nosotras, pues siempre hemos imaginado cómo será nuestra primera relación formal. De un momento a otro una voz cerca de mi oído me trajo de regreso - Que tiernos verdad?- era Orlando quien se había acercado a mí, se sentó a mi lado y se quedó fijamente mirando a la recién pareja.
- Claro, es muy lindo. El amor es lindo- dije mientras me acomodaba el cabello detrás de la oreja. - Tu te has enamorado?- pregunté.
- Si- contestó en seco - mi última relación acaba de terminar hace no mucho, en verdad la quería, sentía que ella podía ser la mujer con la que quería casarme y formar una linda familia, pero no te mentiré Iris, el amor puede ser engañoso y nos hace ver cosas que nunca se saben si se lograrán, yo juraba que ella me amaba y de buenas a primeras me dejó por alguien mayor. No le guardo rencor, vivimos cosas increíbles y bien dicen que los primeros amores siempre están ahí, marcados en el alma como un agradable tatuaje que tendremos por toda la vida. Comentó con un grano de melancolía.
- Es verdad, me encantaría poder encontrar un primer amor así de lindo, que me llene el alma y fuera de que me deje un dolor sea todo lo contrario, quiero que ese amor esté conmigo para siempre como el mejor de los recuerdos. Contesté mirándolo fijamente.
-No te apresures Iris el amor llegará cuando tenga que llegar y puedo jurar que será tal como lo sueñas, eres una mujer muy bonita y de buenos sentimientos, ya llegará esa persona que despierte en ti toda la ex pericia de ese primer amor. Respondió devolviéndome la mirada.
Quedé sorprendida por sus palabras, era la primera vez que me decía que soy una mujer, ya no me decía niña tierna y todas esas cosas que en un principio me decía. Se me dibujo una leve sonrisa al escucharlo.
- Eso espero Orlando, quiero vivir la experiencia de un amor así. Y espero que ese hombre me corresponda con la misma fuerza de amor que yo le daré. Contesté, a este punto los dos nos mirábamos fijamente perdidos en nuestras palabras, a mi alrededor el ruido se había disipado solo escuchaba la voz de Orlando y el latir apresurado de mi corazón. Rompimos las miradas, cuando Christian llegó de golpe y nos interrumpió - Iris te traje un bombón, cómelo.- estiró la mano ofreciéndome la varita con el bombón enterrado.
-Gracias Chris, me encantan- desvié la mirada y tomé el bombón. Esa interrupción me hizo volver en sí, pero mi corazón seguía con un grado de alteración ya no podía ocultarlo más, tener a Orlando cerca me hacía bien pero me daba miedo no poder ocultar mis sentimientos, pues con las palabras anteriores me había dejado en claro que aún no superaba su ruptura, lo que me dejaba un poco desesperanzada y sabía que él no me miraba de la misma manera. Tal vez todo lo estaba formulando en mi cabeza y no quería ilusionarme con simples palabras, al final él no me había dado señales confusas, todo era cosa mía.
Seguimos disfrutando de la noche, todos seguían bebiendo. No había nada que perturbara la escena, Ana y yo seguíamos hablando de mil cosas mientras los amigos de Christian se divertían, nos jalaban por momentos para incluirnos en sus planes. Y nosotras aceptábamos incluirnos pero por momentos nos alejábamos, al final la fiesta era para ellos, la música en la bocina sonaba y era cámbiate. La noche seguía transcurrido, algunos estaban más ebrios de lo normal, mi hermano se mantuvo siempre en un estado sobrio. Atentó a todo.
Estuvimos bailando por un buen rato, de repente Christian extendió la mano invitando a Ana a bailar, pues ellos también eran muy cercanos. Yo quedé sola en mi lugar descansando de último baile que había tenido. Cuando nuevamente apareció Orlando a mi lado.
-¿Bailamos?- extendió la mano. - No estés aquí sola, anda bailemos- me jaló hacia él. Yo solo me dejé llevar por el momento, pues horas antes había decidido mantenerme un poco alejada de él, no quería seguir con la confusión y Ana también me había aconsejado lo mismo, pues éramos más chicas y para mí no había esperanza con Orlando.
- No estoy sola, he bailado con casi todos aquí- respondí sin poder míralo a los ojos.
- Ok.. pero aún falta que bailes conmigo- me pegó hacia él abrazándome por la cintura. No pude decir nada, al final solo éramos amigos y yo tenía que estar en total control de mis emociones, pues si lograba pasar tiempo con él sin alterar mi corazón, sabía que sería una buena señal.
- Oh si aún no hemos bailado- contesté. Cuando levante la cara para mirarlo pude oler el alcohol que había ingerido, no se veía muy borracho pero si olía bastante a alcohol. - Has bebido mucho- pregunté.
- Noo- respondió con una sonrisa - para mí es muy normal aguantar buenas cantidades alcohol, no te preocupes sé muy bien lo que hago- sonrío.
- Claro, sé que Christian y tu son muy buenos para beber, yo con lo que ustedes se han tomado ya estaría noqueada- respondo con una risa.
- Iris… me quedé pensando en lo que hablamos hace un rato, me puse a pensar en cómo sería aquel hombre que llegue como tu primer amor- Dijo. Yo quedé sorprendida. - puedo confesar que sentí algo extraño dentro de mí cuando lo pensé, no sé bien que fue, pero sentí coraje de imaginarte con alguien más… sé que suena raro pero no quería ocultar lo que sentí- me apretó más hacia el. Yo no sabía qué decir, su confesión me había tomado por sorpresa y no encontraba las palabras correctas para responder, solo podía sentir mis mejillas arder. No sabía tampoco cómo interpretar su confesión, mi corazón latió al mil por hora, ¡maldita sea, no podía controlarme!
- Es raro no? Por qué te sentiste así?- pregunté incrédula y nerviosa.
- No te das cuenta Iris? Me gustas, me gustas muchísimo! Respondió con una leve sonrisa en su rostro.