Tanya estaba asustada.
Había decidido ganar algo de dinero y conseguir carne para su hermanito. Tomó el arco de su difunto padre y se internó en el bosque. ¿Quién hubiera pensado oír algo tan aterrador?
Por los chillidos, parecían ratas armadura. Unas criaturas muy peligrosas del bosque. Eran astutas, rápidas y una capa de piel endurecida en sus lomos y patas las hacía muy difíciles de matar. Flechas y lanzas parecían rebotar, y ni hablar de espadas.
Muchos cazadores novatos, mercaderes y aldeanos armados habían sufrido al encontrarse con una. Y lo peor: siempre andaban en grupo.
Apretando su arco, mordió su labio y avanzó. Necesitaba el dinero. La carne de rata era un manjar raro, y su piel era apta para la fabricación de armaduras de cuero muy resistentes. Si lograba atrapar una, su hermano y ella no pasarían hambre el próximo invierno.
Paso a paso se fue acercando. Por el ruido, era probable que las ratas estuvieran en el viejo camino hacia la mina. No mucha gente venía por aquí, después de todo la mina fue abandonada hace ya unos años.
Despacito. Sin hacer mucho ruido.
Sacó una flecha del carcaj y la colocada en el arco. No tenía mucha práctica, pero su padre fue alguna vez el mejor cazador de la aldea. Al menos le enseñó lo básico.
Pronto, el camino quedó a la vista. Pero no parecía ver a las ratas. ¿Estarían escondidas?
Aún más cuidadosa, avanzó lentamente. Y entonces, vio algo asombroso.
Un extraño ser cubierto de pelo estaba desollando una rata armadura. ¡Y una muy grande!
En el suelo, cerca, había otro, igual de peludo y sucio. Se veían humanoides. Pero eran grandes y robustos.
Algunas leyendas decían que en los bosques existían seres llamados ogros. Grandes y fuertes. Muy sucios y tontos. ¿Se había encontrado con estas extrañas criaturas?
Las leyendas también decían que eran criaturas lujuriosas y violentas. Empezó a pensar en irse rápidamente.
Pero al retroceder… pisó algunas ramas.
Y ambos voltearon.
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Joshua se sorprendió. Samuel empezó a saltar como un mono. Se ganó un coscorrón por parte de Joshua.
Samuel parecía muy emocionado al ver otro humano. Al parecer, estos casi veinte días de acampada no planeada le habían pasado factura.
No era muy extraño: él era muy sociable, le gustaba conversar. No por nada era influencer de videojuegos.
Joshua pensaba que, si al menos no estuviera tan gordo, su hermano podría ser más famoso.
La chica parecía un tanto asustada. Y ellos empezaron a estarlo también. Después de todo, les estaban apuntando con un arco. Ambos levantaron las manos en son de paz. No querían probar si la grasa en sus cuerpos podía detener una flecha.
Samuel trató de acercarse lentamente. Ella retrocedía por cada paso que él daba.
Joshua le dijo a Samuel que no se precipitara, y le hizo un gesto con la cabeza a la chica. Ella parecía entender… y bajó el arco.
La situación estaba tensa. Joshua decidió hablar primero.