Capítulo 18: KAT

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Ay, Dios mío... eufórica no es la palabra para describir cómo me siento ahora mismo. No dejo de mirar mi nueva tobillera brillante. Es preciosa, con pequeños ángeles de zafiro con alas de diamante, y son tan planos que ni siquiera los siento alrededor de mi tobillo.

Tan pronto como llegó mi pedido, llamé por teléfono a Carol. Está en la universidad ahora, pero estaba en casa de vacaciones.

—Carol, ay Dios mío, tienes que ayudarme. Me quedan como menos de cuatro horas para arreglarme y...

—Tranquila, tranquila, ¿qué?

—Bueno, creo que esta noche es la noche con tu hermano y...

Tuve que alejar el teléfono de mi oído porque su grito fue tan fuerte.

—Voy para allá.

—No-no-no, un spa. Necesitamos un spa.

—No hay tiempo suficiente, así que tendrás que venir aquí. Tengo todo, ¿por qué no vienes?

—No puedo, tu hermano se llevó mi camioneta.

—Te lo dije. Bueno, iré a buscarte, pero para que sepas, mamá está aquí, y podría meter las narices.