Sí, esa declaración fue muy propicia para tener un día productivo, claro que no. Casi me grapo los dedos, y me quedé mirando una línea durante media hora en la pantalla del ordenador antes de darme cuenta de que no entendía ni una palabra.
Me olvidé de las facturas y decidí que era mejor dejarlas para otro día antes de estropear las cosas de verdad.
Una parte de mí estaba lista, más que lista. Es decir, ¿cuándo iba a tener otra oportunidad como esta? ¿Un chico guapo que no veía nada extraño en que yo quisiera que me dominara en todos los sentidos, y que llegó tan lejos como para sacarme todos mis pequeños secretos vergonzosos, para poder cumplirlos algún día?
No creo que vuelva a tener tanta suerte, así que esa chica quería agarrar al toro por los cuernos y aguantar el viaje de su vida.