Capítulo 84: La Pancita

Me estaba yendo bien por un tiempo después de las náuseas matutinas y entonces ella empezó a notarse; mierda.

—¿Bebé, qué es eso?

Ella estaba frotando mi polla con su coño ardiente mientras la penetraba por detrás temprano en la mañana. Ya había superado esa mierda de los vómitos y el calor estaba encendido.

Era domingo por la mañana, no teníamos una mierda planeada y estaba deseando clavarla contra el colchón todo el día. En las últimas semanas la había estado observando como un halcón por si había sorpresas y justo cuando bajo la guardia y me relajo, empieza con esta mierda.

Extendí la mano hacia su clítoris y le toqué el vientre en el camino. Anoche cuando cabalgaba mi polla su estómago era casi inexistente, ahora definitivamente podía sentir algo.