Colt parece un poco más relajado esta mañana, y después de la paliza que me había dado, yo tampoco me sentía mal. Caminó alrededor de la cama con sus jeans desabrochados y sin camisa, sus tatuajes completamente visibles. Su cuerpo todavía me hace temblar las rodillas y aunque me sentía como gelatina, todavía podía ir por otra ronda.
—Deja de mirarme así nena, tu hija se va a despertar en cualquier momento. No tengo tiempo para follarte de nuevo —se inclinó sobre la cama y me encerró entre sus brazos para darme un beso que intenté convertir en algo más.
—Podemos ser rápidos —alcancé su polla y envolví mis dedos alrededor de ella provocativamente, haciéndola saltar. Antes de que pudiera detenerme, me puse de rodillas y lo saqué de sus pantalones directo a mi boca.