Sonó el timbre y pude escuchar el alboroto que había afuera antes de llegar a la puerta. Mierda, justo lo que necesitaba para mejorar mi día. Papá, Drake y Cy estaban allí peleando por ver quién entraba primero.
Los tres eran un espectáculo lamentable. Desde que nació mi hija ha habido una competencia constante entre ellos sobre quién era su abuelo favorito. Ciro había reclamado su lugar como abuelo honorario y no lo iba a soltar por nada.
Normalmente solo ignoraba a estos idiotas. Ahora estaban aquí cargados de bolsas. No quería decir nada pero eran casi tan malos como Elena y Tina. Esas dos siempre aparecían aquí con cosas.
—¿Puedo ayudarlos?
—Entrega a la niña y nadie saldrá herido, muchacho —dijo papá extendió sus brazos con una gran sonrisa estúpida en su rostro. Al menos no parecía drogado, conocía las reglas.