Traicionado por la Sangre~
Cain se recostó en la silla, con un vaso de whisky en las manos, los ojos cerrados y los pensamientos desbocados. El fuego de la chimenea brillaba intensamente. Su lobo estaba inquieto esta noche, arañando su mente sin cesar, pero Cain lo suprimió como siempre lo hacía.
Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Antes de que pudiera responder, Kendra entró, su bata de seda pegada a su cuerpo, sus labios cubiertos de brillo brillante. Parecía el sueño húmedo de cualquier hombre.
—Alfa... —lo llamó seductoramente mientras caminaba hacia él de manera provocativa, la bata mostrando lentamente cada centímetro de su piel—. Has estado trabajando muy duro. Pensé en venir a ver cómo estabas.
La mandíbula de Cain se tensó con fuerza, su lobo había comenzado a volverse más loco, arañando su mente sin descanso. Era casi como si estuviera enloqueciendo con la forma en que su lobo seguía cantando el nombre de Avery.