Traicionado por la Sangre~
Lydia bajó lentamente las escaleras, el olor a óxido llenando sus fosas nasales. Odiaba este lugar. Las antorchas parpadeantes a lo largo de las paredes lo hacían aún peor. En cada celda que pasaba, los prisioneros gritaban, la arañaban, susurraban o lloraban pidiendo ayuda.
Cuando llegó a la celda de Avery, su corazón se hundió. Avery estaba sentada en el frío suelo, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza apoyada sobre ellas. El corazón de Lydia se rompió por segunda vez ese día. ¿Por qué Cain no podía ver a Avery como realmente era?
—Avery —llamó Lydia suavemente.
Avery levantó la cabeza, entrecerrando los ojos como si tratara de entender quién estaba frente a ella, de repente frunció el ceño—. T-tú.
Avery se puso de pie rápidamente, su corazón latiendo fuertemente en su pecho—. S-señora —tartamudeó—. No tenía idea de por qué Lydia estaba aquí ahora, todo lo que sabía era que la mujer era una parte importante del gabinete de Cain. Su beta.