Traicionado por la Sangre
Gerald entró en la habitación que le habían asignado, sus ojos agudos escaneando cada detalle. El marco de la cama llamó su atención—tallas ornamentadas recorrían la madera oscura, pulida a la perfección. Pasó su mano por el borde, sus labios curvándose en una leve sonrisa.
—El toque de Cain está en todas partes —murmuró para sí mismo—. Ha convertido esta manada en algo irreconocible... algo poderoso.
Caminó por la habitación, deslizando sus dedos por los muebles suaves y deteniéndose junto a la ventana. La vista de los terrenos de la manada se extendía ante él. Cain había acumulado tantas cosas a lo largo de los años y había convertido la manada en una fortaleza. Gerald había oído hablar de ello, pero nunca pensó que fuera tan magnífico. Cain ha acumulado tanta riqueza.
—Todo esto... construido sobre los cimientos que yo puse —dijo, su voz teñida con algo que Nora fue rápida en reconocer.
Nora se apoyó en el marco de la puerta, con los brazos cruzados.