Capítulo 109

Traicionado por la Sangre

Kendra estaba sentada frente al tocador, cepillando su largo cabello rojo, con los ojos entrecerrados mientras repasaba mentalmente la lista de lo que debía hacer durante el día. Pero antes de que pudiera expresar sus pensamientos, la puerta se abrió con un fuerte chirrido.

Maris, su criada, entró apresuradamente, con pasos pesados. La repentina intrusión sobresaltó a Kendra, haciendo que dejara caer torpemente el cepillo.

Con un movimiento rápido, Maris se arrodilló ante Kendra.

—Mi Señora, tengo algo importante que decirle —dijo, con voz angustiada.

Kendra se quedó inmóvil, su mirada afilada como una navaja. Dejó escapar una breve risa irritada, con el insulto ya en la punta de la lengua. Pero algo en la mirada frenética de Maris la hizo detenerse.

—¿Qué es? —preguntó Kendra, su voz fría pero teñida de curiosidad. La irritación en su tono era inconfundible.

Maris dudó por un momento, sus palabras luchando por formarse. Finalmente, habló rápidamente: