Advertencia de contenido: Violencia gráfica, imágenes perturbadoras y muerte.
El árbol lo succionó hacia adentro.
Lo primero que Cain notó fue lo amplio que era el lugar. El interior del árbol se extendía como un mundo olvidado, más grande de lo que debería ser.
Lo segundo que notó fue el olor.
Putrefacción.
Era asqueroso. De ese tipo que se te agarra a la garganta y se te retuerce en el estómago. El tipo que te hace llorar los ojos y que tu lengua saboree la descomposición. Cain presionó dos dedos bajo su nariz, conteniendo las ganas de vomitar mientras el hedor lo golpeaba como una ola.
Se giró lentamente y entonces los vio.
Cuerpos. Montones de ellos.