EP 3 ~ La Pregunta Suspendida en el Aire

Volviendo al presente. (Este capitulo continua justo después de la escena final del EPISODIO 1. ) 

Las intrincadas rutas de las arterias y la elegante arquitectura de los huesos habían secuestrado a Soo-min. El pesado tomo de anatomía era como un mar sin fondo de conocimiento, y ella se había sumergido en él sin medir el tiempo. Cuando finalmente levantó la vista, parpadeando para reajustar sus ojos a la luz menguante de la biblioteca, un escalofrío de pánico la recorrió. El reloj de pared marcaba casi las seis. ¡La cena familiar! ¡En el restaurante! Su madre la mataría.

Guardó sus cosas con una rapidez torpe, el corazón latiéndole con fuerza contra las costillas. Al salir al pasillo principal, la quietud la golpeó. El eco de sus propios pasos resonaba en el vacío. La mayoría de los estudiantes y profesores ya se habían ido; la escuela a esta hora adquiría un aire fantasmal y silencioso que normalmente evitaba. Apresuró el paso, casi corriendo hacia la salida principal que daba al patio.

Y entonces lo vio.

Recostado contra la pared de ladrillo, cerca de la gran puerta de salida, estaba Lee Hyun-woo. Tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, los ojos casi cerrados, como si estuviera luchando contra el sueño o simplemente perdido en sus pensamientos. Una pierna cruzada sobre la otra, la mochila colgando lánguidamente de un hombro.

Soo-min frenó en seco. Una parte de ella, la parte práctica y apurada, le gritó que siguiera caminando, que fingiera no haberlo visto. Después de todo, aunque se reconocían desde niños y compartían el espacio silencioso de la biblioteca, nunca habían cruzado más allá de saludos formales o comentarios breves. No tenían esa… cercanía. Pero otra parte, una curiosidad que había estado creciendo silenciosamente, la hizo dudar. ¿Qué hacía él allí tan tarde? ¿Esperaba a alguien?

Estaba a punto de decidirse por la opción segura y pasar de largo cuando él abrió los ojos completamente y su mirada se fijó en ella. Hubo un instante de reconocimiento, y luego él se enderezó, una leve sorpresa en su rostro que rápidamente se transformó en algo más intencionado.

—Soo-min… —Su voz sonó clara en el silencio del patio—. Te estaba esperando.

Ella se detuvo por completo, girándose hacia él. —¿Me esperabas? —La pregunta salió antes de que pudiera pensarla. El pulso se le aceleró un poco más—. ¿Por qué?

La pregunta pareció pillar a Hyun-woo desprevenido. Vio cómo sus ojos se abrían un poco más, cómo tragaba saliva y desviaba la mirada por un instante. «¡Dios mío, esto no lo pensé!», gritó una voz en la cabeza de Hyun-woo. «¿Ahora qué le digo? ¿Que quería… acompañarla a casa? ¿Así, sin más? ¡Va a pensar que soy un acosador o algo peor! ¡Habla, idiota, di algo!» Años de clases compartidas en cursos anteriores, el vago conocimiento de que sus madres eran amigas… nada de eso servía como manual de instrucciones para hablar con Kim Soo-min, la chica seria y concentrada que siempre parecía estar en su propio mundo intelectual. La timidez, un monstruo que normalmente mantenía a raya con sus auriculares y su aire distante, lo asaltó con toda su fuerza.

Soo-min observó el ligero pánico en los ojos de Hyun-woo, su repentina falta de palabras. Era extraño verlo así. Ella también se sintió bloqueada. «¿Me estaba esperando?» La idea era… inesperada. Y un poco emocionante, si era sincera consigo misma. Pero, ¿qué se suponía que debía decir o hacer? Su vida giraba en torno a los libros, a las notas, a la meta clara y definida de convertirse en médico. Los chicos de su edad eran un territorio desconocido, casi tan complejo como el sistema límbico que acababa de estudiar. Solo conocía a los hijos adultos de los amigos de sus padres, interacciones formales y predecibles. Pero Hyun-woo… él era diferente. Ese aire ensimismado, esa pasión silenciosa por la música que había vislumbrado… la intrigaban. Había un interés latente, sí, uno que apenas se permitía reconocer. Pero ahora, enfrentada a él, esperando una respuesta que él no parecía tener, se sintió igual de perdida.

El silencio se alargó, volviéndose denso y casi cómico. Ambos evitaban la mirada directa, él jugueteando con la correa de su mochila, ella ajustándose las gafas que no necesitaban ajuste. Sus cerebros trabajaban a toda máquina, buscando desesperadamente un tema, una frase, cualquier cosa que rompiera esa tensión paralizante.

Y entonces, como una bombilla encendiéndose simultáneamente sobre sus cabezas, ambos recordaron. La biblioteca. Los libros.

—¿Qué libro leías en la biblioteca? —dijeron al unísono.

La frase idéntica, pronunciada exactamente al mismo tiempo, quedó suspendida en el aire por un segundo antes de que la sorpresa mutua la rompiera. Hyun-woo soltó una risa nerviosa, un sonido genuino que alivió la tensión al instante. Soo-min sintió que sus labios se curvaban en una sonrisa tímida. La conexión, por un instante, era palpable.

—Increíble —dijo Hyun-woo, todavía sonriendo y mirándola ahora directamente—. ¿Quieres que caminemos juntos?

La oferta era simple, directa. La salida fácil a su bloqueo mutuo.

—Sí —aceptó Soo-min, sintiendo un alivio inesperado—. Aunque… —añadió, mientras empezaban a caminar lentamente hacia la salida del recinto escolar, lado a lado pero manteniendo una distancia prudente—, no voy a ir a casa en este momento…

La frase quedó flotando entre ellos, una pequeña nota de misterio en el aire del atardecer que empezaba a enfriar. Hyun-woo la miró con curiosidad renovada, la pregunta "¿A dónde vas entonces?" claramente dibujada en su rostro, pero no la hizo. Por ahora, simplemente caminaban juntos, y eso, de alguna manera, parecía ser suficiente. 🚶‍♀️🚶‍♂️