Hyun-woo abrió los ojos, el eco del último (y probablemente desafinado) acorde aún vibrando débilmente en el aire de la sala de música. Esperaba encontrar a Soo-min allí, quizás con una expresión de asombro, tal vez incluso aplaudiendo tímidamente. En lugar de eso, solo estaba el vacío marco de la puerta entreabierta.
—¿Emm? ¿Soo-min? —murmuró, desconcertado.
«¿A dónde habrá ido?», pensó, frunciendo el ceño. Una idea cruzó su mente, y una sonrisa engreída se dibujó en sus labios. «Nahhh, no me digas que fue a buscar un celular para grabarme. ¡Es que esta melodía era demasiado!» Se pasó una mano por el pelo, hinchando ligeramente el pecho. «Aaah… Yo sé que mi música está a otro nivel, pero, Soo-min, no era necesario que corrieras así para buscar la cámara.»
En ese momento, la puerta se abrió un poco más y asomó la cabeza el chico que había salido antes. Tenía una apariencia llamativa, con el pelo castaño claro algo largo enmarcando un rostro de rasgos finos y unos ojos de un sorprendente color azul claro.
—Hyun… —empezó el chico, entrando—. ¿Quién era la chica que estaba en la puerta hace un rato? Parecía interesante.
—¡Ah, Ji-hoon! —respondió Hyun-woo con aire de suficiencia—. Es una amiga de hace tiempo. Soo-min. Acabo de dejarla boquiabierta con lo que estaba tocando.
Ji-hoon arqueó una ceja. —¿Ah, sí? ¡Oye! No me digas que tocaste en frente de ella eso que te he estado enseñando estas dos semanas…
—Pues… ¡por supuesto! —confirmó Hyun-woo, como si fuera lo más obvio del mundo—. ¿Por qué no lo haría? Además… quiero hacer música que pueda llegar al corazón de los demás. ¡Y creo que esta vez lo logré!
Ji-hoon lo miró con una cara que mezclaba incredulidad y lástima. —Pero… Hyun-woo, amigo, solo llevas dos semanas practicando en serio. Te dije que tu sentido musical no es… ¿cómo decírtelo suavemente?... todavía te falta pulir. Bastante.
—Tranquilo, Ji-hoon, estoy seguro de que lo hice bien —insistió Hyun-woo, agitando una mano para restarle importancia—. Quedó tan impresionada por mis habilidades que, ¡creo que fue a buscar un celular para grabarme!
Ji-hoon suspiró y se frotó la frente. —¿Estás seguro de eso, Hyun? Porque… por lo que yo pude ver desde el pasillo cuando regresaba… parecía que se estaba riendo.
Hyun-woo parpadeó. —¡Ves! ¡Lo sabía! Es que la balada que le toqué fue realmente efecti… —Se detuvo a media palabra. Se volteó y miro fijamente a Ji-hoon con una mirada desesperada—. Espera… ¿has dicho… riéndose?
Ji-hoon le puso una mano en el hombro, con un gesto casi paternal. —Hyun-woo. Amigo. Regresa a la realidad. Sí, riéndose. Bastante fuerte, de hecho. Casi se tropieza al doblar la esquina.
—¿RIÉNDOSE? —repitió Hyun-woo, sintiendo cómo un sudor frío empezaba a recorrerle la espalda. La sonrisa engreída se había evaporado de su rostro, reemplazada por una máscara de horror. Dos pensamientos brutalmente claros lo golpearon simultáneamente:
¿Por qué Soo-min se estaba riendo?
¿Realmente toqué TAN mal?
El aire pareció volverse pesado. La imagen de Soo-min huyendo, no para buscar una cámara, sino sacudida por la risa… era insoportable. Sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
—Ji-hoon… —dijo con voz ahogada—. Voy a salir un momento.
Sin esperar respuesta, Hyun-woo salió disparado de la sala del club. La vergüenza ardía en sus mejillas, pero un sentimiento más fuerte la superaba: la necesidad imperiosa de saber. Solo había una cosa en su mente: «Debo preguntarle yo mismo por qué se estaba riendo».
Corrió por los pasillos, su corazón latiendo desbocado por una mezcla de pánico y adrenalina. Solo había un lugar donde podía estar seguro de encontrarla. La dirección era obvia, clara como el agua: la biblioteca.
Mientras tanto, en el silencioso santuario de los libros, Soo-min luchaba por recuperar la compostura. Había llegado allí casi sin aliento, se había dejado caer en la silla más cercana y había intentado, sin éxito, sofocar las risitas que seguían escapándose. La imagen de Hyun-woo, con los ojos cerrados y la pose de estrella de rock mientras masacraba la guitarra, era simplemente demasiado. Era lo más inesperado y liberador que le había pasado en mucho tiempo.
Pero ahora, mientras las olas de risa empezaban a remitir, un sentimiento de culpa comenzó a instalarse. «No debí salir corriendo así… y menos riéndome», pensó, mordiéndose el labio. «Fue… fue un poco cruel, ¿verdad?» Se imaginó la cara de Hyun-woo al abrir los ojos y no encontrarla. «Ay, no. ¿No se habrá dado cuenta de que me reí, verdad?» La preocupación la invadió. «Si lo vuelvo a ver, tengo que disculparme. Definitivamente. Aunque si lo miro otra vez, seguro que me voy a partir de ri-»
¡BANG!
La puerta de la biblioteca se abrió con una violencia inusitada, rompiendo la quietud sagrada del lugar. Soo-min levantó la cabeza de golpe, sobresaltada, al igual que la media docena de otros estudiantes presentes.
En el umbral estaba Hyun-woo, jadeando ligeramente, con el pelo revuelto y una expresión de determinación febril en el rostro. Sus ojos recorrieron la sala con rapidez, buscando. Y entonces, la encontró.
Sus miradas se cruzaron a través de las estanterías. Soo-min sintió un vuelco en el estómago. Hyun-woo nunca había sido tan directo, tan… intenso. Sin dudar un instante, él empezó a caminar hacia ella. No con su habitual andar relajado, sino con pasos largos y decididos, atravesando el espacio que los separaba.
La risa residual y los pensamientos de disculpa se evaporaron de la mente de Soo-min. Fueron reemplazados por una creciente alarma. «¿Por qué viene hacia mí así?», pensó, sintiendo cómo se le erizaba la piel. «¿Se dio cuenta? ¿Está enfadado? ¿¿Eeeh??»
Continuará en el siguiente episodio...
Fecha de publicación del EP 6: 24/04/2025 - 12:00PM (Hora Venezuela)