Capítulo 2: El Llamado del Fuego

El resplandor anaranjado teñía el cielo nocturno, lanzando sombras oscilantes entre los árboles. El olor a humo flotaba en el aire, ligero pero inconfundible.

Tsukihiko apretó los dientes.

{Nueva misión: Investiga el origen del fuego.}

—Claro… como si tuviera opción —murmuró.

Ignorar una misión nunca era una posibilidad. No cuando el sistema dictaba las reglas de su supervivencia.

El fuego significaba peligro, y peligro significaba problemas. Pero también oportunidades. Si la misión exigía que se acercara, tal vez podría sacar algo útil de esto.

Tomando aire, avanzó.

---

Sombras en la noche

El bosque se volvía más denso a medida que se adentraba en la zona afectada. Las ramas crujían bajo sus pies, el calor aumentaba con cada paso. No podía ver llamas aún, pero el humo se hacía más espeso.

Algo no encajaba.

Un incendio natural no se iniciaba así, no sin una chispa obvia.

Entonces, entre los árboles ennegrecidos, distinguió movimiento.

Se detuvo de golpe.

Apenas visible entre la penumbra, una figura encorvada respiraba con dificultad.

Alguien estaba allí.

{Actualización de misión: Identifica la presencia en la zona del incendio.}

Tsukihiko se mordió el labio. ¿Un cambiaformas? ¿Un forajido? No podía saberlo sin acercarse.

—…Tsk.

Se movió con sigilo, apoyando los pies con cuidado para no hacer ruido. A medida que se aproximaba, la imagen se volvía más clara.

Un niño.

Tenía el rostro manchado de hollín y ropas desgarradas. Sus ojos dorados reflejaban la luz del fuego con una mezcla de miedo y terquedad.

Cuando vio a Tsukihiko, retrocedió tambaleante, gruñendo como un animal acorralado.

—¡No te acerques!

Definitivamente un cambiaformas.

—Tranquilo —dijo Tsukihiko, levantando las manos—. No voy a hacerte daño.

El niño no respondió. Su pecho subía y bajaba con agitación.

Entonces, el sistema volvió a hablar.

{Misión secundaria desbloqueada: Ayuda al cambiaformas herido.}

Tsukihiko bufó.

—Por supuesto…

---

El niño bestia

Se arrodilló lentamente, sin apartar la vista del pequeño.

—No pareces en condiciones de pelear.

El niño se estremeció.

—No… necesito…

Su voz se apagó antes de que su cuerpo se desplomara de lado.

Tsukihiko reaccionó de inmediato, atrapándolo antes de que golpeara el suelo. Su temperatura estaba peligrosamente alta.

—Fiebre…

Lo examinó rápidamente. Heridas en los brazos, cortes en las piernas… quemaduras leves.

No podía dejarlo allí.

{Misión secundaria actualizada: Lleva al niño a un lugar seguro.}

—Qué conveniente.

Suspiró, levantándolo con cuidado y apoyándolo contra su espalda. No era pesado, pero la situación era complicada. No podía regresar al gremio con un niño cambiaformas sin una buena explicación.

La posada tampoco era una opción.

Eso dejaba una sola alternativa.

---

Refugio en la guarida

Caminó con el pequeño a cuestas hasta una vieja cueva en los límites del bosque. No era la primera vez que la usaba como refugio temporal.

Encendió un pequeño fuego con ramas secas y acomodó al niño en una manta improvisada.

El pequeño gimió en sueños, pero no despertó.

Tsukihiko sacó las hierbas que había recogido. Algunas podían usarse para bajar la fiebre si las preparaba correctamente. No tenía los utensilios adecuados, pero haría lo posible.

Mientras trituraba las hojas con una piedra, observó al niño con curiosidad.

No era un omega.

Eso significaba que no estaba en la misma situación que él. Pero entonces… ¿por qué estaba solo en un incendio en medio del bosque?

—…¿Quién eres? —susurró.

El niño no respondió, sumido en un sueño agitado.

Tsukihiko suspiró y volvió a su tarea.

---

Los cazadores acechan

El sonido de pasos en la lejanía lo puso en alerta.

Alguien más estaba en el bosque.

Silenció el fuego de inmediato y se pegó a la pared de la cueva, aguzando el oído.

Voces.

—Los rastros terminan por aquí…

—¿Crees que el mocoso siga vivo?

—Si lo está, no por mucho.

Tsukihiko cerró los ojos por un momento. Cazadores.

El niño no solo estaba perdido. Lo estaban buscando.

{Misión secundaria actualizada: Protege al niño de los cazadores.}

—Por supuesto… —murmuró con fastidio.

Podía quedarse quieto y esperar a que pasaran de largo, pero si revisaban la cueva, estaría en problemas.

No podía arriesgarse.

---

Decisiones bajo presión

Opción uno: Enfrentar a los cazadores directamente. Riesgoso. No sabía cuántos eran ni qué habilidades tenían.

Opción dos: Esperar y confiar en que no revisaran la cueva. Igual de riesgoso. Si lo descubrían, tendría que pelear de todas formas, pero sin ventaja.

Opción tres: Crear una distracción.

Los ojos de Tsukihiko se deslizaron hasta las hierbas medicinales. Algunas tenían un aroma fuerte cuando se quemaban. Si las usaba bien…

Podría simular otro foco de incendio.

Era arriesgado, pero mejor que las otras opciones.

Tomó un puñado de hojas secas y las encendió con una chispa controlada. El humo se elevó rápidamente, extendiendo un olor acre.

—¡Maldición, hay más fuego!

—¿Qué? ¡Muévanse!

Escuchó el sonido de los cazadores corriendo en dirección opuesta.

Esperó unos minutos, asegurándose de que realmente se hubieran ido. Solo entonces soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo.

—Funcionó…

Apagó el fuego antes de que pudiera extenderse de verdad y volvió junto al niño.

Aún dormía, pero su respiración era más estable.

---

Un nuevo vínculo

Horas después, el pequeño abrió los ojos.

—…¿Dónde…?

—En un lugar seguro —respondió Tsukihiko, revolviendo el fuego con una rama—.

El niño parpadeó con confusión antes de recordar.

—¡Los cazadores…!

—Los alejé por ahora.

El niño lo miró con cautela.

—¿Por qué me ayudaste?

Tsukihiko no respondió de inmediato. Buena pregunta.

—El sistema me lo pidió.

El niño frunció el ceño, sin entender.

—¿El qué?

—Nada. Olvídalo.

El silencio se instaló entre ellos.

Finalmente, el niño murmuró:

—Me llamo Kaoru.

Tsukihiko levantó una ceja.

—Kaoru, ¿eh?

Asintió, más para sí mismo que para el otro. El destino lo había enredado en esto. Ahora tenía un nuevo problema…

¿Qué iba a hacer con él?