Capítulo 8: Rumbo al Santuario de las Sombras

El aire en la aldea abandonada se había vuelto denso tras la revelación del Contacto. Tsukihiko miró a Kaoru, aún sumido en su fiebre, mientras la realidad de su situación lo golpeaba con fuerza. No era solo un niño omega en peligro. Era un símbolo de algo más grande, de un conflicto que se gestaba en las sombras.

El Contacto, aún de pie bajo el marco de la puerta en ruinas, rompió el silencio.

—Si vas a llevarlo al Santuario, tendrás que moverte rápido. No eres el único que lo busca.

Tsukihiko tensó la mandíbula.

—¿Quién más lo está buscando?

El hombre chasqueó la lengua, casi divertido.

—Los cazadores, por supuesto. Pero ellos no son el verdadero problema.

—¿Entonces quién?

El Contacto se inclinó levemente hacia él, sus ojos dorados brillando con intensidad.

—Otros cambiaformas.

La sangre de Tsukihiko se heló.

—¿No se supone que deberían estar de nuestro lado?

—Depende de a quién llames "nosotros", cachorro. —El hombre cruzó los brazos—. Hay quienes creen que lo mejor para nuestra especie es mantener el orden impuesto por los Alfa. Y luego están aquellos que… desean verlo todo arder.

—¿Y Kaoru qué tiene que ver con eso?

—Su linaje representa una amenaza para ambos bandos. Demasiado peligroso para los Alfa, demasiado valioso para los que quieren rebelarse. Y tú… —El Contacto dejó escapar una risa seca—. Tú solo eres un desafortunado atrapado en el medio.

Tsukihiko miró a Kaoru de nuevo. La fiebre lo hacía temblar, su respiración irregular. No importaba cuán complicada se hiciera la situación. No podía dejarlo atrás.

El Contacto suspiró.

—Supongo que ya tomaste tu decisión.

Tsukihiko asintió.

—Dijiste que habría cazadores buscándonos. ¿Cómo evitarlos?

El hombre sonrió.

—Tengo un camino alternativo. Pero no será fácil.

**El Paso Olvidado**

Siguiendo las indicaciones del Contacto, Tsukihiko se internó más en el bosque, Kaoru aún apoyado contra su espalda. La ruta que tomaban no era un sendero como tal, sino una serie de pasos ocultos entre la vegetación. A cada momento sentía la presión del peligro acechando en la distancia.

Horas pasaron. La luz del sol comenzó a desvanecerse.

El sistema seguía en silencio. No había nuevas misiones, ni alertas, ni pistas.

Y eso lo ponía nervioso.

—Agh… —Kaoru gimió suavemente contra su hombro.

Tsukihiko se detuvo, buscando un claro donde pudiera descansar.

Encontró una pequeña cueva en la ladera de una colina y se apresuró a entrar. Lo primero era revisar la fiebre de Kaoru.

Apoyó la palma contra su frente. Ardía.

—Maldita sea…

Revisó las provisiones que el Contacto le había dado. Había pan seco, carne salada y un pequeño frasco de hierbas medicinales.

No era mucho, pero tal vez ayudaría.

Preparó un poco de agua con las hierbas y la llevó a los labios de Kaoru.

—Bebe.

El niño gimió, pero tragó el líquido amargo.

Tsukihiko suspiró, dejando que su propio cuerpo cayera contra la pared de la cueva.

Necesitaban seguir avanzando. Pero si Kaoru no mejoraba…

Un sonido en el bosque hizo que su cuerpo se tensara.

Pasos.

Ligeros. Precavidos.

No era un animal.

Alguien los estaba siguiendo.

**El Enemigo en la Niebla**

Tsukihiko apagó la pequeña fogata improvisada y se quedó completamente inmóvil.

El sonido se acercó.

Algo se movía entre los árboles.

Contuvo la respiración, agudizando sus sentidos.

Entonces, un aroma le golpeó la nariz.

No era humano.

Cambiaformas.

Y no estaban solos.

—¿Lo hueles? —una voz susurró en la distancia.

—Sí. Está cerca.

Tsukihiko sintió un escalofrío.

No eran los cazadores.

Era la otra facción.

La que quería a Kaoru vivo.

Su instinto le gritó que corriera, pero no podía. No en ese estado.

Los pasos se acercaron más.

—¿Lo tomamos ahora?

—No. Aún no sabemos si está solo. Espera.

Tsukihiko apretó la daga en su mano.

Si lo descubrían, tendría que pelear.

Unas sombras se deslizaron entre los árboles, tratando de rodear la cueva.

El sistema finalmente habló.

**{Alerta. Peligro inminente.}**

Demasiado tarde.

Uno de los cambiaformas emergió de la niebla, su silueta recortada contra la luz de la luna.

—Ah, ahí estás.

Un Beta. Ojos afilados. Sonrisa depredadora.

Tsukihiko se puso de pie de inmediato, interponiéndose entre el desconocido y Kaoru.

—No se acerquen.

El cambiaformas alzó una ceja.

—No queremos hacerte daño. Solo queremos al niño.

—No.

—¿No? —La voz del Beta se tornó burlona—. No puedes protegerlo solo, cachorro.

Otro cambiaformas apareció a su lado.

—Dáselo y te dejaremos ir.

Mentira.

Tsukihiko lo sabía.

No podían permitirse que alguien con información escapara.

No tenía opción.

—Entonces… tendré que hacerlos retroceder.

Los cambiaformas intercambiaron miradas.

—¿De verdad crees que puedes ganarnos?

**{Habilidad activada: Instinto de Supervivencia.}**

El aire a su alrededor pareció vibrar.

Los cambiaformas reaccionaron con sorpresa.

—¿Qué…?

El sistema continuó.

**{Condición cumplida: Usuario en peligro extremo.}**

**{Otorgando mejora temporal: Aumento de reflejos y resistencia.}**

El cuerpo de Tsukihiko respondió antes de que pudiera pensarlo.

Movió la daga con velocidad, cortando el aire justo cuando el primer cambiaformas se abalanzó sobre él.

La hoja rozó su brazo, haciéndolo gruñir.

Pero el otro ya estaba sobre él.

Una garra pasó cerca de su rostro, desgarrando su capa.

Tsukihiko rodó por el suelo, respirando con dificultad.

El sistema parpadeó de nuevo.

**{Alerta: Condición crítica. Usuario debe evacuar.}**

No podía ganar esta pelea.

Pero podía huir.

Tomó una decisión en un instante.

Arrojó un puñado de cenizas de la fogata hacia el rostro del Beta más cercano.

El cambiaformas gruñó, cegado momentáneamente.

Tsukihiko no perdió el tiempo.

Tomó a Kaoru y corrió.

Los gritos de los cambiaformas resonaron detrás de él.

Pero el sistema marcó una ruta de escape.

**{Senda segura detectada.}**

Siguió las indicaciones, su cuerpo apenas soportando el esfuerzo.

Corrió hasta que sus piernas quemaron,

hasta que el bosque quedó atrás.

Hasta que el mundo se volvió un remolino de oscuridad y frío.

Hasta que…

Nada.

El vacío lo envolvió.

Y lo último que escuchó fue la voz del sistema.

**{Misiones pendientes: 1. Sobrevivir.}**