El eco de su juramento aún pesaba en su pecho cuando Tsukihiko salió de la sala de entrenamiento.
El Santuario de las Sombras era más grande de lo que había imaginado. Pasillos estrechos y cavernosos se extendían en diferentes direcciones, algunos iluminados por antorchas titilantes, otros completamente oscuros.
Cada paso que daba lo hacía consciente de algo: ya no había vuelta atrás.
—Sígueme —dijo Rei, avanzando sin esperar respuesta.
Tsukihiko la siguió, sintiendo la mirada de otros cambiaformas sobre él. Sabía lo que estaban pensando. Un omega nunca había sido un Guardián.
Pero él no era un omega común.
Y ellos lo sabían.
**El Camino del Guardián**
Después de varios minutos, llegaron a una puerta de piedra marcada con símbolos antiguos.
Jin estaba allí, junto con dos cambiaformas que no había visto antes.
—Tu entrenamiento comienza ahora —anunció el anciano.
Tsukihiko asintió, su postura firme a pesar del cansancio.
—¿Cuál es la prueba?
Jin levantó la mano y señaló la puerta.
—Debes entrar solo.
Rei apoyó una mano en su cadera, con una sonrisa afilada.
—Si sobrevives hasta el amanecer, serás considerado un aprendiz de Guardián.
Tsukihiko frunció el ceño.
—¿Sobrevivir a qué?
Jin no respondió de inmediato.
—Dentro de esa sala hay algo que pondrá a prueba tus límites. No te diremos qué es, pero si logras resistir… demostrarás que eres digno.
El instinto de Tsukihiko le gritó que esto no era un simple entrenamiento.
Pero no podía dudar.
Sin una palabra más, empujó la puerta y entró.
**La Sombra en la Niebla**
El sonido de la puerta cerrándose a sus espaldas fue lo único que rompió el silencio.
La habitación era enorme y cubierta por una neblina espesa. La iluminación era tenue, con solo unas pocas antorchas en las paredes.
Cada fibra de su ser le decía que no estaba solo.
Dio un paso adelante, alerta.
—¿Quién está ahí? —su voz rebotó en la oscuridad.
Un susurro respondió, pero no pudo entender las palabras.
Entonces, un movimiento en la neblina.
Algo emergió de la bruma.
Una figura humanoide, pero deformada. Ojos brillantes, garras afiladas, una presencia opresiva que lo hizo sentir como si el aire se volviera más denso.
Un cambiaformas… pero no como los demás.
—¿Qué demonios…?
La criatura se movió.
Rápido.
Tsukihiko apenas tuvo tiempo de esquivar antes de que un brazo con garras se estrellara contra el suelo donde estaba.
El impacto levantó polvo y neblina, pero él no perdió de vista al enemigo.
**{Misión secundaria activada: Supera la Prueba del Guardián.}**
**{Condición de éxito: Resiste hasta el amanecer o derrota al oponente.}**
Genial.
**Instinto Despierto**
El cambiaformas atacó de nuevo.
Tsukihiko rodó hacia un lado y desenfundó su daga. Sabía que no podría ganar en fuerza bruta, pero si usaba su velocidad y los reflejos que había comenzado a desarrollar, tal vez podría resistir.
Se centró en su nuevo sentido.
Escucha. Observa.
Cada vez que la criatura se movía, dejaba un rastro en la neblina.
Cada golpe levantaba partículas en el aire.
Podía predecir su ataque.
Cuando la bestia lanzó un zarpazo, Tsukihiko no esquivó completamente. En su lugar, giró con el ataque, usando el impulso para moverse a su espalda.
Aprovechó la oportunidad y clavó la daga en su costado.
Un rugido inhumano llenó la sala.
Pero el golpe no fue suficiente para detenerlo.
El cambiaformas se giró y lo golpeó con fuerza en el abdomen.
Tsukihiko salió disparado contra una pared.
El dolor se extendió por su cuerpo, pero no podía detenerse.
El sistema parpadeó de nuevo.
**{Habilidad desbloqueada: Sentidos Afilados (Nivel 2).}**
Un nuevo escalofrío lo recorrió.
De repente, todo se volvió más claro.
Los movimientos del enemigo ya no eran un borrón.
La presión en el aire le decía exactamente dónde iba a atacar.
Cuando la criatura cargó de nuevo, Tsukihiko se movió antes de que lo alcanzara.
Era más rápido ahora.
La bestia gruñó, frustrada.
Tsukihiko apretó la daga con más fuerza.
Si no podía derrotarlo con fuerza, lo haría con estrategia.
**El Último Asalto**
Sabía que no tenía que ganar. Solo debía resistir.
Pero cada segundo contaba.
Cada golpe que esquivaba, cada ataque que desviaba, lo hacía sentir más agotado.
El tiempo parecía moverse más lento.
Entonces, en medio del combate, algo cambió.
La neblina en la habitación comenzó a disiparse.
La luz de la luna entró por una grieta en el techo.
El cambiaformas se detuvo, retrocediendo.
¿La luz lo afectaba?
Tsukihiko no desperdició la oportunidad.
Se movió con rapidez, lanzándose hacia la criatura con la daga lista.
El filo cortó carne y músculo.
El rugido final de la bestia resonó en la habitación antes de que su cuerpo se derrumbara.
Tsukihiko cayó de rodillas, jadeando.
El sistema sonó en su mente.
**{Misión completada.}**
**{Título obtenido: Aprendiz de Guardián.}**
**El Alba de un Nuevo Camino**
Cuando la puerta se abrió nuevamente, Jin y Rei estaban allí, observándolo.
—Sobreviviste —dijo Jin, sin sorpresa en su voz.
Tsukihiko se puso de pie con esfuerzo.
—¿Qué era esa cosa?
Rei sonrió de lado.
—Un cambiaformas que perdió su mente en el proceso de transformación. Existen más de los que imaginas.
Jin lo evaluó con sus ojos serenos.
—Pocos logran salir de esa sala con vida. Pero tú…
Hizo una pausa, como si sopesara sus palabras.
—Tienes potencial, muchacho.
Tsukihiko tragó saliva.
Sentía que una parte de él había cambiado dentro de esa sala.
Ya no era solo un omega huyendo por su vida.
Ahora… era un aprendiz de Guardián.
Y su verdadera prueba apenas estaba comenzando.