Capítulo 15: Ecos del Pasado

El aire se volvió pesado con la revelación.

Los Alfa ya sabían.

Tsukihiko sintió el latido de su corazón en los oídos. Kaoru estaba inmóvil, con los ojos muy abiertos, la expresión endurecida.

El Alfa herido respiraba con dificultad, su cuerpo temblando por el esfuerzo de hablar.

—Vendrán… pronto… —su voz era un murmullo apenas audible—. No pueden… quedarse aquí.

Tsukihiko intercambió una mirada con Kaoru.

Si lo que el Alfa decía era cierto, el Santuario estaba en peligro.

Jin, Rei y todos los cambiaformas que les habían dado refugio serían arrastrados a la cacería.

Y todo por culpa de ellos.

—Kaoru —susurró Tsukihiko, intentando que su voz sonara firme—, tenemos que volver y avisarles.

Kaoru no respondió de inmediato. Sus ojos estaban fijos en el Alfa.

—¿Por qué… estás aquí? —su voz era baja, tensa.

El Alfa dejó escapar una risa amarga que se convirtió en un gemido de dolor.

—Traicioné a mi casta.

Tsukihiko frunció el ceño.

—Eso no explica por qué estabas tan cerca del Santuario.

El Alfa se apoyó contra el tronco del árbol, respirando con dificultad.

—Porque sé lo que harán… —cerró los ojos por un momento antes de obligarse a continuar—. No solo quieren matar al chico… Quieren acabar con cualquiera que lo haya ayudado.

El estómago de Tsukihiko se hundió.

No solo los estaban buscando. Iban a erradicar todo el Santuario.

Kaoru apretó los puños.

—Entonces… ¿fuiste enviado a espiarnos?

El Alfa negó con la cabeza lentamente.

—Huí… para advertirles…

El bosque quedó en un silencio inquietante.

Tsukihiko no sabía si podía confiar en él, pero si estaba diciendo la verdad… no tenían tiempo que perder.

—Tenemos que movernos —dijo, enderezándose—. Si los Alfa están en camino, debemos avisarle a Jin.

Kaoru no se movió.

—No podemos dejarlo aquí.

Tsukihiko vaciló.

El Alfa estaba herido y apenas podía mantenerse consciente. Si lo dejaban atrás, seguramente moriría.

Pero si lo llevaban con ellos…

—Es una locura, Kaoru.

Kaoru lo miró fijamente.

—Si estaba mintiendo, Jin lo descubrirá. Si estaba diciendo la verdad, podríamos necesitarlo.

Tsukihiko apretó los dientes. Sabía que Kaoru tenía razón, pero eso no hacía que la decisión fuera más fácil.

Finalmente, suspiró.

—Está bien. Pero si intenta algo sospechoso…

—Lo detendremos.

Kaoru le lanzó una mirada determinada antes de arrodillarse junto al Alfa.

—¿Puedes caminar?

El Alfa dejó escapar una risa cansada.

—No lo creo.

Tsukihiko chasqueó la lengua.

—Entonces tendremos que cargarte.

El Alfa pareció sorprendido, pero no discutió.

Con esfuerzo, Kaoru y Tsukihiko lo ayudaron a ponerse en pie, permitiéndole apoyarse en ellos mientras avanzaban a través del bosque.

El tiempo jugaba en su contra.

Y si los Alfa ya estaban en camino… podría ser demasiado tarde.

**Advertencias y Decisiones**

Cuando finalmente llegaron al Santuario, la alarma ya había sido dada.

Los cambiaformas estaban en alerta, patrullando los pasillos con sus armas listas. Rei fue la primera en verlos y se acercó con pasos rápidos.

—¡¿Qué demonios es esto?! —sus ojos se fijaron en el Alfa herido, su expresión endureciéndose.

—Tenemos que hablar con Jin —dijo Tsukihiko, ignorando la pregunta.

Rei frunció el ceño, pero no discutió.

—Síganme.

Los llevó directamente a la sala de reuniones, donde Jin los esperaba con una expresión impenetrable.

Al ver al Alfa, su mirada se afiló.

—Explíquense.

Tsukihiko y Kaoru se turnaron para contar lo que había sucedido en el bosque. Cuando mencionaron que los Alfa ya sabían sobre Kaoru, Jin cerró los ojos, exhalando con cansancio.

—Así que finalmente nos encontraron.

Rei cruzó los brazos.

—¿Qué hacemos ahora?

Jin miró al Alfa.

—¿Cuánto tiempo tenemos?

El hombre alzó la cabeza con dificultad.

—No lo sé… pero si llegué hasta aquí con ellos siguiéndome, no deben estar muy lejos.

Un silencio cargado cayó sobre la habitación.

Finalmente, Jin habló.

—No podemos quedarnos aquí.

Rei lo miró con sorpresa.

—¿Estás sugiriendo que abandonemos el Santuario?

El anciano asintió.

—Si nos quedamos, será una masacre. No podemos enfrentarnos directamente con los Alfa… pero podemos escapar antes de que nos encuentren.

Kaoru bajó la cabeza.

—Esto es culpa mía…

Jin negó con la cabeza.

—No es culpa de nadie. Los Alfa llevan años esperando una excusa para destruirnos. Tú solo les diste la oportunidad.

Tsukihiko sintió una punzada de culpa en su pecho.

Todo esto estaba pasando por ellos.

Rei suspiró, frotándose la sien.

—Bien… ¿y cuál es el plan?

Jin miró a todos en la sala antes de responder.

—Nos dividiremos en grupos. Algunos llevarán a los más jóvenes y débiles por rutas seguras. Los que puedan luchar se quedarán para ganar tiempo.

El Alfa herido se aclaró la garganta.

—Puedo ayudar… si me dejan.

Tsukihiko lo miró con escepticismo.

—¿Por qué harías eso?

El Alfa sonrió débilmente.

—Porque quiero ver a los Alfa caer.

Jin lo evaluó por un momento antes de asentir.

—Si intentas traicionarnos, no vivirás para lamentarlo.

El Alfa soltó una risa.

—Eso me parece justo.

Rei suspiró.

—Muy bien. ¿Cuándo nos movemos?

Jin miró hacia la puerta.

—Ahora mismo.

**El Destino del Santuario**

El Santuario de las Sombras siempre había sido un refugio oculto en la profundidad del bosque.

Pero ahora, era un campo de batalla esperando ser descubierto.

Los cambiaformas comenzaron a moverse con rapidez. Los ancianos y los más jóvenes fueron escoltados por caminos secretos.

Mientras tanto, Jin, Rei, Tsukihiko, Kaoru y el Alfa herido se preparaban para enfrentar a los cazadores.

El fuego de las antorchas iluminaba los rostros de los guerreros listos para luchar.

Kaoru apretó el puño.

—¿Crees que podamos hacerlo?

Tsukihiko lo miró y, por primera vez en mucho tiempo, sintió algo más que miedo.

—No lo sé. Pero no pienso rendirme.

Kaoru sonrió.

—Entonces peleemos.

La noche avanzaba.

Y con ella, la guerra se acercaba.