Oscuridad.
Eso fue lo único que sintió por lo que pareció una eternidad.
No había frío ni calor. No había sonido ni forma.
Solo un vacío profundo, como si flotara en un océano sin fin.
Pero entonces…
**{Sistema reiniciando…}**
La voz resonó en su mente, vibrante y mecánica.
**{Estado del usuario: crítico.}**
**{Pérdida de sangre detectada. Funciones vitales inestables.}**
Tsukihiko no podía moverse.
Sabía que estaba herido. Que debería estar muerto.
Pero algo dentro de él aún latía.
El sistema volvió a hablar.
**{Activando protocolo de emergencia.}**
**{Condición detectada: Riesgo de muerte inminente.}**
**{Ejecutando procedimiento…}**
De repente, sintió una corriente de calor recorrer su cuerpo.
Fue leve al principio, como un escalofrío subiendo por su columna. Luego, se convirtió en un fuego abrasador.
No podía gritar.
No podía moverse.
Pero su mente ardía.
Algo estaba cambiando.
Las palabras del sistema volvieron a resonar, esta vez con un tono diferente.
**{Reconstrucción corporal iniciada.}**
**{Reconfigurando límites físicos.}**
**{Error: Datos genéticos inestables.}**
**{Reconfiguración forzada en progreso…}**
Dolor.
Como si su piel se desgarrara y se reconstruyera al mismo tiempo.
Como si cada fibra de su ser estuviera siendo reescrita.
Tsukihiko no entendía lo que estaba pasando.
Pero antes de que pudiera procesarlo…
Todo se volvió blanco.
---
**El Despertar del Guardián**
Cuando sus ojos se abrieron, la luz lo cegó.
Parpadeó lentamente, su mente aún atrapada en la neblina del sueño.
El techo de madera ennegrecida del Santuario apareció en su visión.
Estaba vivo.
Intentó moverse, pero un dolor sordo recorrió su abdomen.
Gimió, lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de alguien en la habitación.
—¡Tsukihiko!
Giró la cabeza y vio a Kaoru arrodillado junto a su futón. Sus ojos estaban rojos, como si hubiera llorado.
—¿Kaoru…?
El niño exhaló con una mezcla de alivio e incredulidad.
—¡Pensé que no despertarías! Llevas una semana en coma.
¿Una semana?
El peso de las palabras lo golpeó.
Se suponía que debería estar muerto. Recordaba el dolor, la sangre…
El sistema.
Su corazón latió con fuerza.
Cerró los ojos un segundo y dejó que su mente buscara el enlace con el sistema.
Lo encontró.
Pero algo era diferente.
**{Sistema actualizado.}**
**{Habilidad latente desbloqueada: Regeneración Anómala (Nivel 1).}**
Tsukihiko se quedó inmóvil.
¿Regeneración?
Kaoru lo observaba con preocupación.
—¿Estás bien?
Tsukihiko tragó saliva.
—Creo que sí…
Su cuerpo aún dolía, pero no tanto como debería después de una herida fatal.
La regeneración del sistema lo había salvado.
Pero… ¿a qué costo?
—¿Qué pasó después de la batalla?
Kaoru se tensó.
—Derrotamos al Alfa Supremo… pero el Santuario no sobrevivió.
El estómago de Tsukihiko se hundió.
—¿Qué quieres decir?
Kaoru bajó la mirada.
—Cuando el Alfa cayó, sus tropas se retiraron… pero dejaron el bosque en llamas. El Santuario quedó en ruinas.
Tsukihiko sintió una punzada de rabia e impotencia.
Todo por lo que habían luchado… se había reducido a cenizas.
—¿Y Jin? ¿Rei?
Kaoru asintió.
—Sobrevivieron. La mayoría lo hizo. Pero ahora estamos huyendo.
Tsukihiko inhaló profundamente, dejando que la información se asentara.
Se suponía que debía sentirse aliviado de que sus amigos estuvieran vivos.
Pero en su interior… algo había cambiado.
Ya no podía seguir huyendo.
Los Alfa habían destruido el Santuario. Habían tratado de matarlo.
Habían tratado de matar a Kaoru.
Y si no hacían algo, lo volverían a intentar.
Se sentó lentamente, ignorando el dolor.
Kaoru lo miró con incredulidad.
—¿Qué estás haciendo?
Tsukihiko apretó los puños.
—Tenemos que movernos.
Kaoru entrecerró los ojos.
—Todavía no estás recuperado.
Tsukihiko lo miró con seriedad.
—No podemos seguir escapando, Kaoru. Tarde o temprano, volverán a encontrarnos.
El niño guardó silencio.
Sabía que Tsukihiko tenía razón.
Pero lo que dijo a continuación lo sorprendió.
—Entonces luchemos.
Tsukihiko lo miró con sorpresa.
Kaoru no era el mismo niño que había encontrado al borde de la muerte.
Ahora tenía fuego en los ojos.
Determinación.
No más huida.
Era hora de contraatacar.
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**El Comienzo de la Venganza**
Cuando Tsukihiko salió de la habitación, sintió el cambio de inmediato.
El Santuario ya no era un refugio.
Se había convertido en una base de guerra.
Cambiaformas heridos se curaban en un rincón, mientras otros discutían estrategias. Jin y Rei estaban en el centro de todo, con mapas y planes dispersos a su alrededor.
Cuando lo vieron, Rei levantó una ceja.
—Miren quién decidió volver de entre los muertos.
Tsukihiko sonrió levemente.
—¿Pensaste que me librarías de mí tan fácil?
Jin lo observó con una expresión seria.
—Nos alegramos de que estés bien. Pero dime, muchacho… ¿qué piensas hacer ahora?
Tsukihiko sintió su propia determinación endurecerse.
—Dejar de correr.
Rei silbó suavemente.
—Esa es una respuesta peligrosa.
Jin asintió.
—Pero necesaria.
Kaoru dio un paso adelante.
—Quiero entrenar.
Todos lo miraron.
Rei cruzó los brazos.
—¿Estás seguro?
Kaoru no dudó.
—Los Alfa nos han estado cazando desde el principio. No podemos seguir esperando a que nos maten.
Jin lo miró con intensidad.
—Si tomas este camino, no hay vuelta atrás.
Kaoru lo sostuvo la mirada.
—No necesito una.
Tsukihiko sintió una oleada de orgullo.
Kaoru ya no era solo un niño huyendo.
Era un guerrero en formación.
Jin asintió.
—Muy bien. Entonces prepárense.
Su mirada recorrió la habitación, fijándose en cada uno de ellos.
—Si vamos a luchar contra los Alfa, necesitaremos aliados… y poder.
Tsukihiko sintió que su corazón latía más rápido.
Por primera vez, no estaban huyendo.
Estaban preparando su contraataque.
Y esta vez…
No habría piedad.