Capítulo 23: La Ruptura del Destino

El aire en la cámara se volvió denso, cargado de una energía desconocida.

Renji se puso de pie con movimientos lentos y controlados, como un depredador que acababa de ser liberado tras siglos de cautiverio.

Kaoru y Tsukihiko retrocedieron un paso por instinto.

Los ojos dorados de Renji brillaban con una intensidad imposible, como si la luz dentro de ellos fuera un fuego contenido, esperando ser liberado.

—No hay nada como el sabor de la libertad —murmuró, girando los hombros con una expresión de placer.

Tsukihiko apretó la daga en su mano.

—Todavía no confiamos en ti.

Renji alzó una ceja.

—No tienen que hacerlo. Pero sí deben decidir rápido.

Kaoru frunció el ceño.

—¿Decidir qué?

Renji se inclinó levemente hacia ellos, su presencia volviéndose más opresiva.

—Si realmente están listos para acabar con el Consejo Alfa.

La pregunta quedó suspendida en el aire.

Tsukihiko no dudó.

—No hemos llegado hasta aquí para dar marcha atrás.

Renji sonrió.

—Entonces es hora de que les muestre lo que el Consejo nos robó.

Antes de que pudieran reaccionar, movió una mano en el aire.

El suelo tembló.

Las inscripciones en las paredes comenzaron a brillar, y la sala se llenó de murmullos antiguos.

Kaoru se tensó.

—¿Qué estás haciendo?

Renji no respondió.

La luz de los símbolos se intensificó, y de repente…

El mundo a su alrededor cambió.

---

Recuerdos Perdidos

Tsukihiko parpadeó.

Ya no estaban en la sala subterránea.

Estaban en un campo abierto, bajo un cielo rojo como la sangre.

A su alrededor, había cuerpos.

Hombres y mujeres con ojos dorados y marcas ancestrales en la piel, esparcidos por la tierra como hojas caídas en otoño.

Y en el centro del caos…

Un hombre con una armadura oscura, sosteniendo una espada manchada de sangre.

Un Alfa.

Renji estaba allí, arrodillado en el suelo, con una herida profunda en el pecho.

—Esto… —susurró Kaoru—. ¿Es una memoria?

Renji habló sin girarse.

—Es el día en que los Linajes Perdidos cayeron.

Tsukihiko sintió un nudo en el estómago.

Los recuerdos de su infancia eran vagos, borrosos. Pero ahora…

Ahora podía verlos con claridad.

La traición.

El Consejo Alfa eliminando a los cambiaformas originales para tomar el control.

El fuego devorando el palacio Kurayami.

Y su padre…

Encadenado en la oscuridad, por siglos.

Renji se giró lentamente.

—¿Ahora entiendes por qué esta guerra no es solo por su supervivencia?

Su mirada se fijó en Kaoru.

—No eres solo un niño con sangre especial. Eres la última llave para recuperar nuestro poder.

Kaoru se tensó.

—¿Qué significa eso?

Renji extendió la mano.

—Significa que si despiertas por completo, los Alfa no podrán detenernos.

Tsukihiko sintió un escalofrío.

No nos podrán detener…

¿Qué tan lejos estaba dispuesto a llegar Renji para la victoria?

La memoria comenzó a desvanecerse, arrastrándolos de vuelta a la cámara subterránea.

Cuando sus pies tocaron la piedra fría otra vez, Tsukihiko sintió que el peso del conocimiento recién adquirido lo aplastaba.

—No hay más tiempo para dudas —dijo Renji, observándolos—. Si el Consejo Alfa descubre que estoy libre, lanzarán toda su fuerza contra ustedes.

Kaoru miró a Tsukihiko.

—¿Qué hacemos?

Tsukihiko tomó aire.

—Nos iremos de aquí.

Renji alzó una ceja.

—¿Huyendo ya?

Tsukihiko lo miró con dureza.

—No estamos huyendo. Nos estamos preparando.

Renji sonrió.

—Buena respuesta.

Kaoru miró la salida del pasadizo.

—Entonces movámonos antes de que los Alfa nos encuentren aquí.

---

La Sombra de la Caza

Avanzaron por los pasillos subterráneos, con Renji moviéndose como si nunca hubiera estado encadenado.

Tsukihiko aún no sabía si confiar en él.

Pero en ese momento, su prioridad era salir vivos de la fortaleza.

Sin embargo, cuando llegaron a la última intersección, sintieron la presencia.

Un aura de puro poder se filtró por el pasillo.

Y entonces, una voz profunda resonó en la oscuridad.

—Así que finalmente lograste escapar.

De la penumbra emergió una figura alta y esbelta, vestida con un manto negro y dorado.

Su cabello era plateado, su rostro afilado como el filo de una espada.

Sus ojos dorados irradiaban un dominio absoluto.

Renji se detuvo.

—Takeshi.

Tsukihiko sintió la piel erizarse.

Ese nombre…

Kaoru se tensó.

—¿Quién es él?

Renji mantuvo su mirada fija en el Alfa frente a ellos.

—El ejecutor del Consejo Alfa.

Tsukihiko tragó saliva.

El más fuerte de todos los cazadores.

Takeshi los observó con frialdad.

—No esperaba que despertaras tan pronto, cachorro.

Su mirada se fijó en Tsukihiko.

—Debo admitir que me sorprende verte aquí. Pensé que habrías muerto hace mucho tiempo.

Tsukihiko sintió la ira crecer en su pecho.

—Lo siento por decepcionarte.

Takeshi sonrió levemente.

—No te preocupes. Me aseguraré de corregir ese error ahora mismo.

En un abrir y cerrar de ojos, desapareció.

Apareció justo detrás de Tsukihiko, moviéndose más rápido de lo que podía reaccionar.

Pero antes de que pudiera tocarlo…

Renji se movió.

El impacto de su choque fue tan violento que el pasillo tembló.

Takeshi retrocedió, con una sonrisa afilada.

—Así que aún puedes pelear.

Renji se enderezó, y por primera vez, Tsukihiko lo vio liberar su poder.

La energía que emanaba de su cuerpo era distinta a todo lo que había sentido antes.

No era solo la fuerza de un cambiaformas.

Era la fuerza de un rey.

Renji sonrió.

—Y también puedo matar.

Takeshi rió.

—Eso quiero verlo.

El aire en el pasillo se volvió tan pesado que Tsukihiko apenas podía respirar.

Y entonces…

La batalla comenzó.