El choque entre Renji y Takeshi sacudió la fortaleza.
La onda de impacto destrozó el suelo bajo sus pies, haciendo que polvo y escombros llovieran desde el techo del pasillo. Tsukihiko y Kaoru apenas tuvieron tiempo de saltar hacia atrás para evitar quedar atrapados en la fuerza del enfrentamiento.
Renji se movía con una rapidez imposible, cada golpe suyo era una explosión de poder puro. Pero Takeshi no se quedaba atrás.
Ambos guerreros se desplazaban en un torbellino de colmillos y garras, atacando y esquivando con una precisión que parecía más una danza de muerte que una pelea.
El pasillo se volvió un campo de batalla reducido, con las paredes resquebrajándose a cada choque de sus ataques.
Kaoru se giró hacia Tsukihiko.
—Si seguimos aquí, vamos a quedar atrapados.
Tsukihiko sabía que tenía razón. Pero algo dentro de él no podía apartar la mirada de la pelea.
Porque no era solo una batalla entre dos cambiaformas poderosos.
Era una guerra entre el pasado y el presente.
Entre el último rey de los Linajes Perdidos y el ejecutor de los Alfa.
Y lo más aterrador era que no podía predecir quién ganaría.
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El Poder de un Alfa Supremo
Takeshi esquivó un golpe de Renji con una facilidad escalofriante y contraatacó con un movimiento casi imperceptible.
Renji bloqueó, pero la fuerza del impacto lo obligó a retroceder unos pasos.
Takeshi sonrió.
—Has estado encadenado por demasiado tiempo, viejo rey.
Renji gruñó, sus ojos dorados brillando con furia.
—Eso solo significa que tengo mucha ira acumulada.
En un instante, desapareció.
Reapareció sobre Takeshi, lanzando un golpe con tal fuerza que el pasillo entero tembló.
Takeshi apenas logró bloquearlo, pero la presión lo hizo inclinarse hacia atrás.
Renji no le dio respiro.
Cada ataque suyo era más fuerte, más rápido, más implacable.
Por primera vez, Takeshi dejó de sonreír.
Y entonces, desató su verdadero poder.
Su aura se expandió con una fuerza abrumadora.
Las paredes se rajaron.
El suelo bajo sus pies se fragmentó.
Y sus ojos dorados ardieron como el sol.
—Te demostraré por qué los Alfa gobiernan este mundo.
Con un solo movimiento, Takeshi golpeó el aire con su palma.
La presión de su ataque fue suficiente para lanzar a Renji contra la pared como si fuera un simple muñeco.
El impacto resonó con un estruendo ensordecedor.
Renji gruñó, sacudiendo el polvo de su ropa.
—No está mal.
Se incorporó, con una sonrisa afilada.
—Pero no es suficiente.
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El Último Plan
Tsukihiko sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Sabía que Renji era fuerte. Pero Takeshi era un Alfa Supremo.
Si esto continuaba, todo se vendría abajo.
Kaoru lo miró con desesperación.
—Tenemos que hacer algo.
Tsukihiko apretó los dientes.
Sí. Pero, ¿qué?
No podían intervenir en esa pelea. No sobrevivirían ni un segundo.
Pero entonces, el sistema se activó en su mente.
{Análisis en curso…}
{Debilidad detectada en el sistema de defensa de la fortaleza.}
{Sugerencia: Activar colapso estructural.}
Los ojos de Tsukihiko se abrieron de par en par.
Eso era.
Si no podían vencer a Takeshi en combate, harían que la fortaleza colapsara sobre él.
Se giró hacia Kaoru.
—Necesito que hagas lo mismo que hiciste en las catacumbas.
Kaoru parpadeó.
—¿Derrumbar el techo?
Tsukihiko asintió.
—Si destruimos la estructura, Takeshi no podrá seguir peleando. Y podremos escapar.
Kaoru dudó solo un segundo.
Luego, asintió con determinación.
—Déjamelo a mí.
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El Colapso de la Fortaleza
Kaoru cerró los ojos y dejó que la energía ancestral dentro de él se expandiera.
El aire vibró.
Las piedras bajo sus pies comenzaron a agrietarse.
Renji y Takeshi, aún peleando, se detuvieron por un segundo al notar el cambio en el ambiente.
—¿Qué demonios…? —murmuró Takeshi.
Renji sonrió.
—Parece que mis hijos son más inteligentes de lo que imaginaba.
Kaoru rugió y golpeó el suelo con ambas manos.
Las paredes crujieron.
Las grietas se extendieron por el techo.
Y entonces… todo comenzó a colapsar.
—¡Ahora! —gritó Tsukihiko.
Él y Kaoru corrieron hacia la salida, esquivando los escombros que caían a su alrededor.
Takeshi intentó moverse, pero Renji se interpuso en su camino.
—No tan rápido.
Takeshi gruñó, lanzando un ataque feroz.
Pero Renji lo bloqueó, aprovechando la inestabilidad del suelo para lanzarlo contra los escombros que caían.
—¡Tsukihiko, Kaoru! —gritó Renji— ¡Corran!
Tsukihiko sintió algo en su pecho al escuchar la voz de su padre.
No quería dejarlo atrás.
Pero no tenían otra opción.
El túnel de salida estaba a pocos metros.
Se lanzó hacia él, sintiendo el aire caliente del colapso a su espalda.
Un último rugido de Takeshi resonó antes de que las rocas lo sepultaran por completo.
Y luego…
Silencio.
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El Destino de los Sobrevivientes
Tsukihiko y Kaoru emergieron de entre los escombros, jadeando.
El aire fresco golpeó sus rostros.
Habían escapado.
Pero… Renji.
Kaoru se giró hacia la entrada derrumbada.
—No…
Antes de que pudiera reaccionar, una mano emergió de entre las piedras.
Y con un gruñido bajo, Renji se levantó entre los escombros.
Estaba cubierto de polvo y sangre, pero sonreía.
—Eso fue más divertido de lo que esperaba.
Tsukihiko sintió su cuerpo relajarse.
Había sobrevivido.
Pero Takeshi…
No había rastro del ejecutor Alfa.
Kaoru tragó saliva.
—¿Crees que esté muerto?
Renji lo miró con diversión.
—Si lo estuviera, no sería digno de ser llamado el cazador del Consejo.
Tsukihiko sintió un escalofrío.
Takeshi volvería.
Pero por ahora…
Habían ganado esta batalla.
Renji los miró con seriedad.
—Es hora de reunir a nuestros aliados.
Tsukihiko y Kaoru se miraron.
Sabían lo que significaba.
La guerra contra el Consejo Alfa no había terminado.
Solo estaba comenzando.