El viento soplaba con una intensidad feroz sobre la Ciudad de los Exiliados, moviendo las antorchas azules que iluminaban los edificios de piedra oscura. Tsukihiko observaba el paisaje desde una de las torres más altas, su mente atrapada entre la incertidumbre y la determinación.
Ahora tenían un ejército.
O al menos, la promesa de uno.
Renji había asegurado que reuniría a los guerreros necesarios para enfrentarse al Consejo Alfa, pero Tsukihiko sabía que la guerra no se ganaba solo con palabras.
Kaoru se acercó a su lado, cruzándose de brazos.
—No pareces emocionado.
Tsukihiko suspiró.
—No es emoción lo que me preocupa. Es si realmente estamos listos.
Kaoru se quedó en silencio por un momento.
—Si esperamos hasta estar listos, nunca haremos nada.
Tsukihiko sonrió levemente.
—Eso suena a algo que diría Jin.
Kaoru se rió, aunque su sonrisa se desvaneció rápidamente.
—Me pregunto si él y Rei estarán bien.
Desde que se separaron en el Santuario, no habían recibido noticias de ellos.
Si seguían vivos, pronto lo sabrían.
Si no… estarían solos en esto.
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Los Lazos de la Rebelión
Más tarde esa noche, Renji los reunió en la plaza central de la ciudad.
Los líderes de los exiliados estaban allí, junto con cambiaformas de todas las castas.
Shou, el guerrero de cicatriz en la mejilla, fue el primero en hablar.
—Hemos discutido tu propuesta, Renji. Y aunque algunos aún dudan, hemos decidido luchar.
Los murmullos de la multitud se intensificaron.
Renji sonrió con satisfacción.
—Una decisión sabia.
El líder del consejo se adelantó.
—Pero antes de lanzar un ataque, necesitamos información. El Consejo Alfa no caerá con una simple emboscada.
Tsukihiko asintió.
—Si queremos ganar, necesitamos saber cómo piensan, qué debilidades tienen.
Renji miró a la multitud.
—Y sé exactamente quién puede darnos esa información.
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La Caza del Traidor
Los ojos de todos se fijaron en Renji.
Shou frunció el ceño.
—¿A quién te refieres?
Renji sonrió con malicia.
—A alguien que solía estar del lado de los Alfa… hasta que lo traicionaron.
Tsukihiko sintió un escalofrío.
Kaoru se tensó.
—No me digas que…
Renji asintió.
—Vamos a cazar a un traidor.
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Los Bosques de la Muerte
El viaje hacia su objetivo no fue largo, pero sí peligroso.
Renji lideraba un pequeño grupo compuesto por Tsukihiko, Kaoru y tres guerreros de la ciudad.
El destino: una fortaleza en ruinas al borde del territorio Alfa.
—Si nuestra información es correcta —explicó Renji mientras avanzaban por el espeso bosque—, el hombre que buscamos está escondido aquí.
Tsukihiko frunció el ceño.
—¿Quién es exactamente?
Renji se giró hacia él.
—Un exmiembro del Consejo Alfa. Alguien que sabe secretos que podrían darnos ventaja.
Kaoru arqueó una ceja.
—Y que probablemente no quiera vernos.
Renji sonrió.
—Por eso vamos a asegurarnos de que no tenga opción.
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El Encuentro con el Espía
La fortaleza en ruinas se alzaba entre la niebla, sus muros desgastados por el tiempo y la guerra.
No había guardias visibles.
Lo que significaba que su objetivo probablemente estaba solo.
Renji levantó una mano, señalando a los demás que se dispersaran.
Tsukihiko y Kaoru avanzaron con cautela, sus sentidos alerta.
El sistema en la mente de Tsukihiko se activó.
{Presencia detectada a 20 metros.}
{Estado del objetivo: alerta.}
{Recomendación: proceder con precaución.}
Tsukihiko le hizo una seña a Kaoru y ambos se movieron hacia la puerta principal.
Empujaron la pesada madera…
Y dentro, vieron a un hombre encorvado sobre una mesa cubierta de pergaminos y mapas.
Sus ropas estaban gastadas, su cabello canoso y desordenado.
Pero cuando alzó la cabeza…
Sus ojos fríos y calculadores los hicieron detenerse.
—Sabía que vendrían.
Kaoru apretó los puños.
—Nos estabas esperando.
El hombre sonrió.
—Esperaba a alguien. No necesariamente a ustedes.
Renji entró en la habitación y cruzó los brazos.
—Hola, Minoru.
Tsukihiko sintió que el aire se volvía más pesado.
Minoru.
El hombre que había servido como estratega del Consejo Alfa… hasta que desapareció misteriosamente.
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El Juego de la Información
Minoru observó a cada uno de ellos con calma.
—Si han venido aquí, significa que están desesperados.
Renji se apoyó contra la pared.
—O que sabemos que eres el único que puede ayudarnos.
Minoru sonrió.
—¿Y por qué haría eso?
Kaoru se adelantó.
—Porque el Consejo Alfa ya no te quiere. Si sigues escondiéndote, tarde o temprano te encontrarán y te matarán.
Minoru lo miró con interés.
—Eres inteligente, chico.
Tsukihiko apretó los dientes.
—Dinos lo que sabes.
Minoru entrecerró los ojos.
—Si les doy la información, quiero algo a cambio.
Renji arqueó una ceja.
—Habla.
Minoru apoyó los codos en la mesa.
—Si van a derrocar a los Alfa, quiero estar en la mesa cuando lo hagan.
Kaoru soltó una risa incrédula.
—¿Quieres gobernar?
Minoru sonrió.
—No soy tan ambicioso. Pero quiero asegurarme de que mi talento no sea desperdiciado.
Renji miró a Tsukihiko.
—La decisión es tuya.
Tsukihiko lo pensó por un momento.
Sabía que Minoru era peligroso. Pero también era valioso.
Y en una guerra, la información era el arma más letal.
Finalmente, asintió.
—Tienes un trato.
Minoru sonrió ampliamente.
—Bien.
Se inclinó hacia adelante.
—Entonces escuchen con atención. Porque lo que estoy a punto de decirles… cambiará el curso de esta guerra.
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El Secreto de los Alfa
Minoru extendió un mapa sobre la mesa.
—Los Alfa no son invencibles. Tienen una debilidad.
Todos se inclinaron para escuchar.
Minoru golpeó un punto en el mapa.
—Aquí es donde reside el verdadero poder del Consejo.
Kaoru frunció el ceño.
—No es la capital Alfa.
Minoru sonrió.
—No. Es un sitio más antiguo… un lugar que ni siquiera los Alfa modernos comprenden por completo.
Levantó la mirada.
—Si tomamos este lugar, no solo debilitaremos a los Alfa…
Se inclinó hacia Tsukihiko.
—También podrías recuperar lo que te pertenece.
Tsukihiko sintió un escalofrío.
¿Qué era exactamente lo que le pertenecía?
Minoru sonrió con malicia.
—¿Listos para la verdad?
Y en ese momento, la guerra dejó de ser solo una idea.
Se convirtió en algo real.