Capítulo 33: La Llamada a la Guerra

El silencio envolvía la Ciudad Olvidada después del sellado del Primer Cambiaformas. A pesar de la aparente calma, Tsukihiko sentía el peso de lo que acababan de hacer.

Renji, con los brazos cruzados, observaba el trono donde su hijo estaba sentado.

—Bueno… —dijo con una sonrisa irónica—. Acabas de tomar posesión del legado de los Linajes Perdidos.

Minoru se apoyó contra una columna derruida y suspiró.

—Y de paso, declaraste la guerra al Consejo Alfa.

Kaoru se giró hacia Tsukihiko.

—¿Cómo te sientes?

Tsukihiko cerró los ojos por un momento.

Dentro de él, el poder del pacto ardía, llenándolo con una energía que no terminaba de comprender. Su cuerpo lo reconocía como algo familiar, pero su mente aún estaba en conflicto.

Cuando abrió los ojos, su mirada era firme.

—Siento que ya no hay marcha atrás.

Kaoru asintió lentamente.

—Nunca la hubo.

Tsukihiko se puso de pie.

—Si el Consejo Alfa ya sabe que el pacto ha sido restaurado, significa que no tardarán en moverse.

Renji esbozó una sonrisa afilada.

—Entonces, no podemos darles la oportunidad.

---

El Mensaje a los Exiliados

El grupo dejó atrás la Ciudad Olvidada y emprendió el camino de regreso a la Ciudad de los Exiliados.

El viaje fue rápido. Ahora que Tsukihiko había reclamado el trono, los Guardianes del Pacto ya no eran un obstáculo. La ciudad les pertenecía.

Pero la guerra no se ganaría solo con títulos antiguos.

Necesitaban aliados.

Cuando llegaron, Shou, el líder militar de los exiliados, los estaba esperando.

—Así que volviste con vida —dijo, cruzándose de brazos—. Y con un aura completamente diferente.

Minoru sonrió.

—Digamos que la excursión fue… productiva.

Shou miró a Renji con interés.

—¿Qué encontraron?

Renji se giró hacia Tsukihiko.

—No lo que encontramos… sino quién lo encontró.

Todos los presentes dirigieron la vista al joven Kurayami.

Tsukihiko inhaló profundamente antes de hablar.

—He reclamado el Pacto de los Reyes.

El murmullo entre los cambiaformas fue inmediato.

Algunos se veían sorprendidos. Otros, escépticos.

Shou lo observó con intensidad.

—Eso es un gran reclamo, chico.

Renji alzó una ceja.

—No es un reclamo. Es un hecho.

Para probarlo, Tsukihiko levantó una mano.

Una ráfaga de energía dorada se manifestó a su alrededor, y en el suelo de la ciudad, las antiguas inscripciones del pacto brillaron con intensidad.

El silencio se hizo absoluto.

Shou tardó un momento en reaccionar.

—…Así que es cierto.

Sus ojos se endurecieron.

—Si lo que dices es verdad, entonces no hay más tiempo que perder.

Se giró hacia los cambiaformas reunidos.

—¡Prepárense! Llamaremos a todos los exiliados para la guerra.

El rugido de aprobación de la multitud sacudió la ciudad.

---

La Respuesta de los Alfa

Mientras los exiliados se movilizaban, un mensaje llegó desde los territorios Alfa.

Un mensajero, un Beta de apariencia agotada y sucia, llegó a la ciudad.

Shou lo llevó ante Tsukihiko, Kaoru y Renji.

El Beta se inclinó con dificultad.

—Traigo… un mensaje del Consejo Alfa.

Tsukihiko entrecerró los ojos.

—Habla.

El mensajero tragó saliva antes de continuar.

—El Consejo Alfa ha declarado que la restauración del pacto es un acto de traición.

Kaoru soltó una risa sarcástica.

—Como si no nos hubieran querido exterminar desde antes.

El mensajero dudó antes de continuar.

—Y además… han enviado una orden de captura.

Sacó un pergamino sellado con el emblema Alfa y lo extendió.

Renji lo tomó y lo leyó en silencio antes de pasárselo a Tsukihiko.

Al abrirlo, pudo leer claramente la sentencia.

"Por decreto del Consejo Supremo, el traidor Tsukihiko Kurayami deberá ser capturado vivo.

Cualquier persona que lo proteja será considerada enemiga del reino."

Tsukihiko sintió un escalofrío.

¿Por qué lo querían vivo?

Minoru leyó sobre su hombro y soltó un silbido.

—Interesante.

Kaoru frunció el ceño.

—Esto es malo. Si te quieren vivo, significa que necesitan algo de ti.

Renji asintió.

—O algo que solo tú puedes hacer.

Tsukihiko apretó el pergamino con fuerza.

—Entonces tendremos que movernos antes que ellos.

Miró al mensajero.

—Dile al Consejo Alfa que si quieren hablar conmigo… tendrán que venir a la guerra.

El Beta tragó saliva, asintió y salió apresuradamente de la ciudad.

Shou soltó una carcajada.

—Me gusta tu estilo, chico.

Tsukihiko lo ignoró.

Sabía que la guerra estaba a punto de estallar.

---

La Primera Batalla

Tres días después, llegaron informes de los exploradores.

El ejército Alfa se estaba movilizando.

Renji y Shou reunieron a los líderes militares en la sala de guerra.

—Tenemos que movernos rápido —dijo Shou, señalando el mapa extendido sobre la mesa de piedra—. Si dejamos que los Alfa avancen más, nos arrinconarán en la ciudad.

Renji asintió.

—Entonces atacaremos primero.

Kaoru frunció el ceño.

—¿Dónde está Takeshi?

El nombre del ejecutor Alfa hizo que todos en la sala se tensaran.

Minoru sonrió con frialdad.

—Aún no ha aparecido. Pero lo hará.

Tsukihiko cerró los ojos por un momento.

Sabía que Takeshi lo estaba esperando.

Y que cuando llegara el momento… tendría que enfrentarlo.

Abrió los ojos y miró a los presentes.

—Lideraré la primera ofensiva.

El silencio cayó sobre la sala.

Shou lo miró con interés.

—¿Estás seguro?

Tsukihiko asintió.

—Esta guerra comenzó conmigo. Es mi responsabilidad.

Renji lo observó en silencio antes de sonreír.

—Eres más valiente de lo que imaginé.

Kaoru puso una mano en el hombro de Tsukihiko.

—No vas solo.

Tsukihiko sonrió levemente.

—Lo sé.

Minoru suspiró.

—Bueno… supongo que no puedo dejar que mueran sin mí.

Shou golpeó la mesa con fuerza.

—Entonces es oficial. Mañana atacamos.

La guerra había comenzado.

Y Tsukihiko iba a asegurarse de que fuera el principio del fin para los Alfa.