Capítulo 36: Ecos de Guerra

A pesar de la aparente calma en la Ciudad de los Exiliados, Tsukihiko no podía ignorar la sensación de inquietud que lo consumía.

Habían logrado repeler el ataque Alfa, pero no lo habían ganado realmente.

Takeshi se había retirado porque ya había visto lo que quería.

Y eso significaba que el Consejo Alfa ya tenía un plan.

"Esto fue solo el principio."

Las palabras resonaban en su mente mientras caminaba por la ciudad, observando a los cambiaformas celebrando su victoria.

No quería quitarles ese momento de felicidad, pero sabía que la verdadera guerra aún no había comenzado.

Kaoru se le acercó con los brazos cruzados.

—Sigues con esa cara de preocupación.

Tsukihiko suspiró.

—No puedo evitarlo.

Kaoru sonrió con ironía.

—¿Por qué? ¿Porque todo fue demasiado fácil?

Tsukihiko lo miró con seriedad.

—Sí.

Kaoru dejó escapar un suspiro.

—Lo sé.

Ambos guardaron silencio por un momento, observando la ciudad iluminada por las antorchas.

Kaoru finalmente habló.

—Si Takeshi se retiró tan rápido, significa que está esperando algo.

Tsukihiko asintió.

—Y no será una simple ofensiva.

Kaoru frunció el ceño.

—¿Crees que el Consejo tenga algo más planeado?

—Estoy seguro.

Antes de que pudieran seguir hablando, una voz los interrumpió.

—¡Tsukihiko!

Shou se acercó con rapidez, su expresión severa.

—Tenemos un problema.

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El Mensaje del Enemigo

En la sala de guerra, Renji, Minoru y otros líderes exiliados estaban reunidos.

Sobre la mesa de piedra había un pergamino sellado con el emblema del Consejo Alfa.

Minoru lo miraba con una expresión divertida.

—Vaya, qué considerado de su parte enviarnos un mensaje.

Renji tomó el pergamino y lo abrió.

Leyó en silencio antes de pasárselo a Tsukihiko.

Sus ojos dorados brillaban con furia contenida.

Tsukihiko tomó el pergamino y leyó en voz alta:

—"Tsukihiko Kurayami, heredero ilegítimo del Pacto de los Reyes."

Solo esa primera línea hizo que le hirviera la sangre.

Continuó:

—"Tu rebelión no tiene sentido. Pero si realmente crees que puedes cambiar el destino, entonces demuestra tu valía."

Kaoru frunció el ceño.

—¿Demuéstralo cómo?

Tsukihiko leyó la última parte.

—"Ven a la Fortaleza de Sangre. El Consejo Alfa te espera."

Un silencio denso cayó sobre la sala.

Minoru soltó un silbido.

—Bueno, eso es interesante.

Renji cruzó los brazos.

—Es una trampa.

Shou asintió.

—Por supuesto que lo es.

Kaoru golpeó la mesa con frustración.

—Entonces, ¿qué hacemos?

Todos miraron a Tsukihiko.

Sabían que la decisión final era suya.

Y solo había una opción.

—Voy a ir.

Kaoru lo miró con incredulidad.

—¿Estás loco?

Tsukihiko lo miró con firmeza.

—Si el Consejo Alfa quiere enfrentarse a mí directamente, significa que ya no pueden ignorarnos.

Miró a Renji.

—¿Qué sabes de la Fortaleza de Sangre?

Renji exhaló lentamente.

—Es el corazón del Consejo Alfa. Un lugar donde se han llevado a cabo sacrificios desde hace siglos.

Minoru sonrió con diversión.

—Oh, suena encantador.

Shou miró el mapa extendido en la mesa.

—Está en las montañas del norte, rodeada de acantilados. Solo hay dos entradas, y ambas están fuertemente vigiladas.

Kaoru lo miró con el ceño fruncido.

—Entonces no podemos simplemente irrumpir allí.

Tsukihiko tocó el mapa con los dedos.

—¿Y si no intentamos entrar por la fuerza?

Todos lo miraron.

—Si el Consejo me quiere allí, entonces no me atacarán de inmediato. Podría entrar como si estuviera respondiendo a su desafío.

Minoru sonrió con burla.

—Eso suena increíblemente suicida.

Tsukihiko lo miró con una sonrisa fría.

—Por eso me gusta la idea.

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El Viaje a la Fortaleza de Sangre

El plan fue trazado rápidamente.

Tsukihiko viajaría con un grupo reducido: Kaoru, Renji, Minoru y un pequeño escuadrón de cambiaformas élite.

Los demás exiliados se quedarían en la ciudad, listos para moverse en caso de emergencia.

Kaoru seguía sin estar de acuerdo.

—Esto es una locura.

Tsukihiko sonrió levemente.

—Sí, pero es nuestra mejor opción.

Kaoru suspiró, pasándose una mano por el cabello.

—Entonces más vale que no mueras.

El viaje tomó tres días.

El clima se volvió más frío a medida que se acercaban a la Fortaleza de Sangre.

Las montañas se alzaban como colmillos afilados en la distancia, y la estructura oscura de la fortaleza esperaba en la cima como un monstruo dormido.

Renji observó la fortaleza con el ceño fruncido.

—No me gusta esto.

Minoru sonrió con su típica calma.

—A mí tampoco, pero ¿qué es la vida sin un poco de riesgo?

Kaoru, sin embargo, estaba completamente serio.

—Si algo sale mal… nos retiramos.

Tsukihiko no respondió.

Porque sabía que no habría retirada.

Esto era un enfrentamiento inevitable.

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La Entrada al Infierno

Cuando llegaron a las puertas de la Fortaleza de Sangre, los guardias Alfa ya los estaban esperando.

Un cambiaformas de armadura negra dio un paso adelante.

—Tsukihiko Kurayami.

Tsukihiko lo miró con indiferencia.

—Estoy aquí.

El guardia sonrió.

—El Consejo los espera.

Las puertas se abrieron con un crujido pesado.

Kaoru susurró.

—Última oportunidad para cambiar de opinión.

Tsukihiko sonrió levemente.

—Nunca tuve opción.

Y con eso, entraron.

La guerra ya no era una posibilidad.

Era una certeza.