Las puertas de la Fortaleza de Sangre se cerraron detrás de ellos con un estruendo ensordecedor.
El aire dentro era frío, cargado con un olor metálico que no dejaba dudas sobre su origen. Sangre.
Tsukihiko avanzó con pasos firmes, seguido de cerca por Kaoru, Renji y Minoru.
Los pasillos eran amplios y oscuros, iluminados solo por antorchas de fuego rojo. Las paredes estaban cubiertas de inscripciones antiguas, algunas en un idioma que incluso Renji parecía tener dificultades para descifrar.
Los guardias Alfa los escoltaban en silencio, sus miradas vacías y entrenadas para no mostrar emoción.
Kaoru murmuró lo suficientemente bajo para que solo Tsukihiko pudiera escucharlo.
—Esto apesta a trampa.
Tsukihiko asintió.
—Lo sé.
Minoru, con una sonrisa casual, caminaba con las manos en los bolsillos.
—Debo admitir que tienen un sentido del dramatismo impresionante.
Renji, sin embargo, no estaba de humor para bromas.
—Esto no es solo un lugar de reunión. Es un altar.
Kaoru frunció el ceño.
—¿Altar?
Renji señaló discretamente el suelo.
—Mira las marcas.
Tsukihiko bajó la vista y sintió un escalofrío.
Las inscripciones no eran meramente decorativas. Eran círculos rituales.
Este no era solo el cuartel general de los Alfa.
Era un lugar de sacrificio.
Los guardias se detuvieron frente a una puerta doble adornada con símbolos de oro y rojo.
Uno de ellos habló con voz monótona.
—El Consejo Supremo los espera.
Las puertas se abrieron lentamente.
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El Consejo Supremo
El salón era inmenso, con columnas altas y un techo que desaparecía en la penumbra.
En el centro, un trono de piedra oscura se alzaba sobre una plataforma, y a su alrededor siete figuras vestidas con túnicas negras observaban en silencio.
Pero no eran simples ancianos.
Eran los líderes absolutos del Consejo Alfa.
El más anciano, un hombre de cabello blanco y ojos dorados afilados, inclinó la cabeza.
—Así que finalmente nos honras con tu presencia, último rey de los Linajes Perdidos.
Tsukihiko sostuvo su mirada.
—Si me llamaron aquí, significa que tienen algo que decir.
Uno de los miembros del consejo, una mujer de facciones severas, sonrió con frialdad.
—Eres más valiente de lo que esperaba.
Minoru suspiró dramáticamente.
—Siempre con halagos.
Los miembros del consejo ignoraron su comentario.
El anciano se levantó lentamente de su asiento.
—No es valentía. Es ignorancia.
Tsukihiko sintió un escalofrío.
Renji entrecerró los ojos.
—No nos trajeron aquí solo para hablar, ¿verdad?
La mujer del consejo sonrió aún más.
—No.
El suelo vibró.
Las inscripciones en las paredes brillaron con un resplandor rojo.
Y el aire se llenó con una presión insoportable.
Tsukihiko se tensó.
Algo estaba despertando.
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El Secreto del Consejo Alfa
El anciano alzó una mano.
—Los Linajes Perdidos creyeron que podían gobernar para siempre. Pero olvidaron que el verdadero poder no viene del derecho de nacimiento.
Los Alfa a su alrededor se inclinaron.
Y entonces, el anciano sacó una daga de obsidiana.
Se cortó la palma de la mano y dejó caer su sangre sobre el suelo.
Las inscripciones se activaron instantáneamente.
Y desde las sombras, algo emergió.
Kaoru dio un paso atrás con una maldición.
—¡¿Qué demonios es eso?!
Desde el suelo, una criatura gigantesca se alzó.
Su cuerpo estaba cubierto de escamas negras, con ojos dorados brillantes como soles en la oscuridad.
Tsukihiko sintió su piel erizarse.
—No puede ser…
Renji inhaló lentamente.
—Los Alfa… no han estado gobernando solos.
El anciano sonrió.
—Exacto.
La criatura abrió sus fauces, y su voz resonó en toda la sala.
—Hemos esperado siglos para este momento.
El sistema vibró en la mente de Tsukihiko.
{ANÁLISIS COMPLETADO.}
{ENTIDAD IDENTIFICADA: SER SUPERIOR (ANTIGUO PACTO).}
{PODER: DESCONOCIDO.}
Kaoru apretó los dientes.
—Esto… no es un cambiaformas.
Minoru se cruzó de brazos.
—No, no lo es.
Renji cerró los ojos un momento antes de hablar.
—Es un ser que los Alfa sellaron en un pacto antiguo. Uno que les dio el poder que tienen hoy.
Tsukihiko sintió el aire volverse pesado.
El Consejo Alfa nunca había sido solo un grupo de cambiaformas dominantes.
Habían estado utilizando el poder de una entidad antigua todo este tiempo.
El anciano habló con calma.
—Entiendes ahora, ¿verdad?
Sus ojos se clavaron en Tsukihiko.
—No puedes ganar esta guerra.
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La Decisión de Tsukihiko
Un silencio mortal cayó sobre la sala.
Renji miró a Tsukihiko con seriedad.
Kaoru tenía la mano en su espada, esperando la señal para pelear.
Minoru simplemente sonreía, pero sus ojos analizaban cada detalle.
Tsukihiko cerró los ojos por un momento.
Podía sentir el pacto dentro de él ardiendo.
Había heredado el poder de los Linajes Perdidos.
Pero ahora sabía que no era suficiente.
Si los Alfa tenían una entidad antigua de su lado, entonces esto no era solo una guerra de cambiaformas.
Era una guerra de fuerzas mucho más grandes.
Respiró hondo y abrió los ojos.
—Si creen que voy a retroceder solo porque tienen un monstruo de su lado… están equivocados.
El anciano sonrió levemente.
—Entonces, el destino está sellado.
El ser antiguo rugió.
Y la Fortaleza de Sangre entera tembló.
Kaoru gritó:
—¡Nos atacan!
Renji desenvainó su espada.
—¡No tenemos opción, peleamos!
Minoru sonrió.
—Vaya, esto sí que se puso interesante.
Tsukihiko sintió el poder del pacto activarse en su sangre.
Miró al Consejo Alfa con una sonrisa fría.
—Bien.
—Entonces empecemos la verdadera guerra.
La batalla había comenzado.