> Misión #7 desbloqueada:
Grita “¡No soy el héroe!” mientras salvas un pueblo.
Recompensa: “Título misterioso desbloqueado”.
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Despertar cubierto de flores ya se estaba volviendo preocupantemente común. Abrí los ojos con dificultad, mi espalda gritaba auxilio, y mi orgullo seguía recuperándose del incidente con la campeona de pechos explosivos.
—¡Kazuki, despierta! ¡Esto es grave! —dijo Puff, sacudiéndome con urgencia.
—¿Qué puede ser peor que salir volando con la cara enterrada en... bueno, ya sabes? —murmuré, sin ganas de incorporarme.
—Un pueblo está en llamas. Literalmente.
—¿Y por qué es mi problema?
—¡Porque la misión #7 apareció, tonto!
Miré la pantalla flotante que brillaba frente a mí como una notificación de WhatsApp urgente:
> Misión #7: Grita “¡No soy el héroe!” mientras salvas un pueblo.
Recompensa: Título misterioso (esperamos que no sea “La Kazumi Roja”).
—...Genial —bufé, incorporándome con la delicadeza de un gato que se cayó de la cama—. ¿Dónde es?
—En el pueblo de Fuentehonda, famoso por sus aguas termales y por tener una estatua de sirena con un trasero legendario —explicó Puff mientras flotaba y sacaba un mapa.
—¿Y quién lo ataca? ¿Bandidos? ¿Magos oscuros? ¿Un dragón?
—No exactamente…
—¿Qué?
—Cabras.
—¿Qué?
—Cabras mutantes.
—¿QUÉ?
—Cabras mutantes que lanzan fuego por la boca.
—...
—¿Kazuki?
Yo ya estaba empacando mi cuchara legendaria.
—...No soy el héroe, Puff. Pero si alguien va a recibir una patada en la cara de una cabra ardiente, será yo.
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El pueblo de Fuentehonda no era tan grande como imaginé. Más bien parecía una villa turística con casas de madera, baños termales y muchos puestos de comida... o al menos lo fue, porque ahora parecía un infierno con olor a queso quemado.
Una cabra gigante saltó sobre un tejado, gruñendo fuego. Otra masticaba un poste. Una tercera bailaba flamenco sobre una mesa mientras los aldeanos corrían como hormigas.
Un niño lloraba mientras señalaba hacia una cabra que se llevaba arrastrando a una anciana de pelo rosa y bastón.
—¡Mi abuelitaaaa!
—¿¡Por qué esa cabra tiene una capa de superhéroe!? —gritó alguien más.
—¡Ese gato está en llamas y sigue tomando té! —gritó otro.
Miré a Puff.
—¿Qué demonios les pasó a estas cabras?
—Hubo un error en una subasta de huevos mágicos y… bueno, el resto es historia.
Inspiré hondo, saqué mi cuchara legendaria y subí a lo alto de una fuente en medio de la plaza. El calor del fuego, el caos y el olor a pelo quemado eran intensos.
Me paré firme, levanté el puño y grité desde el fondo de mi alma:
—¡¡¡NOOOOOOOOOOOO SOY EL HÉROEEEEEEE!!!
...
Silencio.
Una cabra dejó de masticar una sombrilla. El gato detuvo su té. Un tipo entre la multitud murmuró:
—Ese grito… fue bellísimo.
Y entonces… empezó la batalla.
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Una cabra me embistió. Salté por instinto. Caí mal. Mi falda (que aún llevaba porque no me había cambiado después del torneo) se me subió hasta las orejas.
¡Público escandalizado! ¡Cabras desconcertadas! ¡Yo, en absoluta humillación!
Pero la cuchara rebotó.
Primero en una piedra.
Luego en la campana del reloj.
Después en el trasero de la estatua de la sirena.
Y por último… ¡en la cabra jefe!
BOOM.
Una ola de agua mágica se liberó desde la fuente, empapando a todo el pueblo. Las llamas se extinguieron, las cabras se mojaron y salieron corriendo, y yo quedé tendido sobre el suelo, empapado hasta los calzones.
La multitud enmudeció.
Una señora anciana se acercó a mí y me ofreció una toalla bordada con la palabra “Gracias”.
—Salvaste el pueblo, joven extraño. ¿Cuál es tu nombre?
Me senté, aún en shock, con la peluca torcida y la falda hecha un desastre.
—No soy el héroe…
—Y sin embargo, lo fuiste —respondió la señora, sonriendo.
Mi pantalla flotante parpadeó:
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> ¡Misión #7 Completada!
Has salvado el pueblo de Fuentehonda mientras gritabas tu falta de heroísmo.
Recompensa:
Nuevo Título: “Héroe por Accidente”
Efecto pasivo: +20 en Carisma… solo cuando estás mojado.
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—¡Esto es ridículo! —grité, mientras Puff se reía flotando a mi lado.
—¡Ridículamente efectivo! —dijo él—. Y además, ¡has desbloqueado la siguiente misión!
Mi alma tembló. Miré la pantalla con ojos de resignación.
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> Misión #8 desbloqueada:
Crea una ciudad desde cero.
Recompensa: “Permiso de construcción interdimensional”.
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—...¿Una ciudad?
—¡Sí! ¿Nunca quisiste fundar tu propio reino? ¡Es la moda ahora!
—Puff… apenas sé construir una tienda de campaña.
—¡Por eso será divertido! Además, tienes “Carisma mojado”, ¿recuerdas?
El gato parlante se me acercó, aún humeante.
—Si construyes un lugar donde los gatos no ardan, me mudaré contigo.
Suspiré, mirando el cielo.
—Al menos que tenga baños termales… y cero cabras.
Continuará… en el Capítulo 6:
“Cómo construir una ciudad sin saber construir… ni ciudad”