Revelando la carta

Audrey no durmió lo suficiente la noche anterior. Se había escabullido cuando estaba segura de que Alfa Lago estaba profundamente dormido; y fue a buscar a Ms. Bridget.

No podía obligarse a cerrar los ojos junto a un hombre tan malvado.

¡TOC TOC!

Ms. Bridget, que estaba en un profundo sueño, se despertó por los constantes golpes en su puerta.

—¿Quién podrá ser, tan temprano en la mañana, apenas está amaneciendo —murmuró somnolienta Ms. Bridget.

¡TOC! ¡TOC!

Los golpes continuaron.

—Espera, ya voy —se puso su calzado y fue a abrir la puerta.

—¿Audrey?

—¡Mamá! —Audrey abrazó a Ms. Bridget con fuerza, sollozando en su pecho.

—Oh, pobre niña. Vamos, vamos a acomodarte —Ms. Bridget la hizo pasar y cerró la puerta.

Dejó que Audrey llorara por un tiempo para desahogar su frustración; sabía que tenía algo que ver con su rebelde Alfa.

—Ya, ya, está bien, niña. Habla conmigo. Cuéntame todo —dijo con voz tranquilizadora, acariciando suavemente la espalda de Audrey.