Brazalete de oro

—¿Audrey? ¿Audrey? —Audrey sintió que alguien le daba palmaditas en el brazo.

—Sí, estoy despierta, estoy despierta —dijo adormilada.

—¿El mismo sueño otra vez? —preguntó Ms. Bridget.

Audrey sonrió, teniendo una sensación de déjà vu en esta escena.

—No —le sonrió a Ms. Bridget.

—Ya he superado ese nivel —le informó.

—Entonces, ¿debes saber dónde está tu amuleto? —preguntó Ms. Bridget.

—No exactamente, pero sé quién lo tiene. Eso me recuerda —se incorporó en la cama.

—¿Sí?

—¿Alguien está ocupando mi antigua habitación? —preguntó, esperando que no fuera la respuesta que ya conocía.

—Sí, él pidió que empacaran y quemaran todas tus cosas, pero —Ms. Bridget hizo una pausa y caminó hacia una puerta junto a su armario.

Audrey nunca supo que existía tal puerta.

—¿Pero qué, Mamá? —preguntó Audrey.

Rezó para que esta vez le diera una respuesta positiva, si no, sus posibilidades de saber lo que estaba escrito en esa pulsera serían muy escasas, si no inexistentes.