El club

—Beta Andrew —corrigió Andrew.

Alex permaneció mudo. Si él podía llamarlo Cachorro, entonces él también podía llamarlo por su nombre. Consideraba que eso era lo suficientemente respetuoso para él.

No quería insultar directamente a su molesto Beta.

—¿Me escuchaste, Cachorro? —Andrew fue a agarrar a Alex por el cuello, pero él fue rápido en esquivarlo, levantando sus manos en señal de rendición.

—Sí, Beta. Y, ¡mi nombre es Alex! —respondió Alex a regañadientes.

—Te llamaré como yo quiera —declaró Andrew, cruzando los brazos sobre su ancho pecho.

Siempre le encantaba provocarlo, a Alex. Sus reacciones eran espectaculares.

—Adiós —dijo Alex y se dio la vuelta para irse.

—¡Quédate! Hablemos. —Sujetó la muñeca de Alex, impidiéndole que se fuera.

—Dime todo lo que sabes, no quiero usar mi comando de Beta contigo, Cachorro. Yo también tengo mis sospechas —amenazó a Alex.

Alex tragó saliva; sabía que había sido descubierto. ¿Por qué tenía que ser él?