Salvada por la campana

Sandra entró esa mañana para «ayudar» a Audrey a prepararse para el día.

—Entonces, ¿estás diciendo que el Alfa Lago tiene un hermano humano? —preguntó Sandra con el ceño fruncido mientras se arreglaba el cabello frente al espejo de Audrey.

No podía entender cómo era posible. Por lo que ella recordaba, el Alfa Lago nunca había tenido hermanos, y mucho menos un hermano humano.

—Mm, estoy tan confundida como tú. Pero estoy decidida a averiguarlo —dijo Audrey mientras se ponía su holgada camiseta gris por la cabeza.

Se acercó a Sandra y le entregó una banda para el cabello, dándole la espalda y agachándose frente a Sandra para que pudiera recogerle el cabello en una cola.

—Ugh, es tan hipócrita —Sandra puso los ojos en blanco.

—Sí... Lo es —asintió Audrey.

—Pero, ¿qué tipo de persona es? Te trató tan mal en ese entonces, en parte porque pensaba que eras solo una humana normal. Mientras tanto, tenía un hermano humano escondido en algún lugar —se quejó Sandra.