La sanadora

—Ah, ¿esto? No lo sé. Pero desde que lo pusieron alrededor de mi muñeca, no pude usar mis poderes —dijo María.

—¡No puedes hablar en serio! Has tenido esto alrededor de tu muñeca durante casi un día y no sabías nada al respecto, pero no dijiste nada. ¿Qué tan tonta puedes ser, María? —Audrey estaba frustrada.

—Esto es un inhibidor de poder, María, por eso no podías usar tu poder —informó Audrey.

—Oh, ya veo —dijo María.

Audrey puso los ojos en blanco—. Desbloqueado —dijo y el brazalete cerrado hizo clic, cayendo en el regazo de María.

—Vaya, gracias, prima. ¿Qué haría yo sin ti? —preguntó María, abrazando a Audrey.

—Quítate de encima, bruja —Audrey la apartó.

Sandra se rió y se levantó de la silla.

—Así que... —Se sentó junto a María en la cama.

—¿Cuál es tu superpoder? —Sandra tenía curiosidad por saber, ya que no pudo ver a Audrey usar sus poderes, tenía curiosidad por saber cómo funcionaba una bruja.

—Soy una sanadora —dijo María.