Él también es mi hijo.

Audrey y Andrew charlaron un poco más antes de que otro golpe sonara en su puerta.

—Adelante, Green —respondió Audrey.

Green empujó suavemente la puerta y entró en la habitación.

—Buenas tardes, jefa —Green hizo una reverencia, ignorando a Andrew.

Andrew la estaba mirando y se dio cuenta de que no había cambiado. Seguía siendo la misma dama estoica que solía ser, siempre yendo al grano.

Recordó la primera vez que la vio cuando la última batalla con las criaturas oscuras estaba a punto de suceder. Ella había dejado una gran impresión en él y en todos, especialmente en Sebastian. Lago no la recuerda más, pero estaba seguro de que habría sonreído al recordar cómo se habían conocido todos.

Sebastian estaría muy emocionado de escuchar que había encontrado a Audrey y Green.

—¿Qué pasa, Green? ¿Hay alguna reunión a la que asistir? —preguntó Audrey.